Si bien estamos ante un nuevo “contrato social” el panorama se pone oscuro al ver que no se han podido resolver determinados puntos como el trabajo infantil, equidad de género y la unificación de estándares laborales. ¿Qué tan en el centro del nuevo paradigma está la gente y su cuidado?
*Andrea Ávila
En los últimos años aprendimos que no alcanza con empleo a secas, que tiene que ser empleo decente. Y tampoco alcanza con que la economía crezca, aprendimos,o mejor dicho, estamos aprendiendo que lo que hace falta es crecimiento inclusivo. Esto está impulsando una revolución que aún no sabemos dónde termina, pero que sin dudas va a generar grandes cambios y quizá hasta un nuevo “contrato social” que le de marco a esta nueva sociedad que emerge, mucho más comprometida, interdependiente y abierta, en la que ya no habrá posibilidades de tener empresas exitosas en economías débiles o sociedades decadentes. El horizonte que podemos vislumbrar a partir de esta perspectiva es alentador.
Del lado del optimismo cuenta también la cuestión generacional. Los BabyBoomers y “X” van dando paso a los jóvenes de la generación “Y” y los Millenials, que vienen con un ADN con mayor conciencia social y por lo tanto son mucho más exigentes, en cuestiones vinculadas a la sustentabilidad tanto con el gobierno como con las empresas. En los últimos años, los jóvenes vienen ya de niños con un compromiso inculcado en la educación formal, pero también en la informal y en la cultura que asimilan. Ellos son “nativos sustentables” y por lo tanto hay un horizonte que permite mirar con optimismo los años por venir.
“…Estaríamos mucho más cerca de un verdadero cuidado de la gente, por ejemplo, si las grandes compañías multinacionales tomaran una única decisión respecto de operar bajo los mismos estándares laborales, en todas sus dimensiones de aplicación, en todas y cada unas de sus subsidiarias alrededor del mundo…”
Ahora bien, el panorama se pone oscuro al ver que no se ha podido resolver el flagelo del trabajo infantil o la inequidad de género en el ámbito laboral. Aún son asignaturas pendientes.El trabajo infantil es una realidad en muchos países y Argentina no es la excepción, es una problemática muy compleja, tanto desde la faz cultural, como de sus tremendas consecuencias. Por otro lado, la deuda pendiente en términos de equidad de género a esta altura de la historia de la humanidad no debería ser un tema por el cual preocuparnos, sin embargo,la realidad demuestra que sí, que aun predomina la injusticia. En el mundo un poco más del 50% de las personas son mujeres y a pesar de que se observan grandes avances en su proceso de desarrollo profesional, persisten grandes desigualdades generado.
A nivel mundial, por ejemplo, el desempleo de los varones asciende al 5.6% y el de las mujeres al 6.4%. En Argentina, los números son casi idénticos. La inequidad se expresa también en la brecha salarial y en la participación de la mujer en cargos gerenciales. Se trata de una problemática responde a múltiples causas y factores. Todos ellos, con múltiples aristas, claroscuros y puntos de conflicto. Desde la persistencia de la expectativa social de que sean las mujeres las principales proveedoras de cuidado familiar (lo cual es de por si generador de inequidad), hasta el debate no zanjado sobre si los sistemas de cupos son efectivos para lograr equidad en el ámbito laboral, pasando por el avance de concepto de work&life balance, la diversidad y no solo de género, los paradigmas que imponen las nuevas generaciones y los estereotipos de género, por nombrar algunos.La desigualdad en el acceso a puestos de decisión, es donde la inequidad en el ámbito laboral es más palpable. Mucho se ha logrado en los últimos años en cuestiones de equidad, pero el techo de cristal es aún una realidad en el mundo de las empresas. Se puede trabajar por la inclusión en el ámbito laboral, pero la llave para el cambio tiene que ver también con un cambio cultural. Las concepciones culturales sobre lo que les corresponde ser y hacer a hombres y mujeres se trasladan al ámbito laboral e interactúan con las exigencias y condicionantes productivas y económicas.
Estamos en un mundo en permanente cambio. Sin dudas los drásticos cambios hacen aún más complejo el desafío del cuidado de la humanidad, porque además de arrastrar la necesidad de resolver viejos problemas del mundo del empleo, como el desempleo juvenil, la inequidad de género, la falta de protección social, los ámbitos de trabajo inseguros, y hasta extremos aberrantes como la explotación y el trabajo infantil, tenemos la necesidad de trabajar también sobre las nuevas problemáticas, como el impacto de la longevidad en la fuerza laboral y la migración.
Es importante lograr mayores compromisos de parte de los líderes empresariales en temas como empleo joven, inclusión laboral, equidad, protección social, diversidad. Estaríamos mucho más cerca de un verdadero cuidado de la gente, por ejemplo, si las grandes compañías multinacionales tomaran una única decisión respecto de operar bajo los mismos estándares laborales, en todas sus dimensiones de aplicación, en todas y cada unas de sus subsidiarias alrededor del mundo. Hablo de que tengan los mismos estándares de cuidado de su genteen Nueva York, en Shanghái, Tijuana, Grecia, Roma, Atenas, Bogotá o Rosario, con independencia del piso que imponga la regulación y el contexto de cada país. Son las multinacionales quienes tienen esa posibilidad de “nivelar hacia arriba”, liderando el cambio y “empujando” con su ejemplo a las PyMEs locales.
En las empresas enfocadas en el capital humano nos enfrentamos permanentemente con desafíos acerca de cómo cuidar a nuestro personal y qué hacer para ser una compañía en la que la gente quiera desarrollarse y permanecer.En este terreno, encontramos que en el cambiante mundo del trabajo en los grandes centros urbanos y entre los jóvenes en particular vemos crecientes indicadores de estrés, de frustracióny en casos extremos hasta de enfermedades mentales derivadas del trabajo y la expectativa de carrera y desarrollo profesional que es un camino que no está exento de sinsabores.
Hoy en día el mundo de las empresas comienza a tomar conciencia de la importancia de tener en cuenta la forma, las consecuencias y el contexto social en que opera. Palabras como anticorrupción, cuidado del medio ambiente, respeto a los derechos humanos y equidad en el empleo se están volviendo habituales porque ya no es suficiente comunicar a consumidores, empleados y proveedores cuál es la visión y misión sino también cómo lograrla. En el centro de este nuevo paradigma está la gente y su cuidado. El mundo corporativo ha generado un giro importante en los últimos años hacia prácticas más sustentables, aunque todavía resta mucho camino por recorrer.
Podemos decir sin riesgo a equivocarnos que los tiempos han cambiado, y los talentos del futuro quieren formar parte de un mundo mejor: el camino del desarrollo sustentable es uno de los recursos que poseen las empresas para acompañarlos en sus expectativas y ser el vehículo de su visión.
*CEO de Randstad para Argentina y Uruguay