El último reporte de sustentabilidad del gigante alimenticio demuestra resultados positivos en sus políticas para promover hábitos saludables vinculados a la alimentación y para mejorar la calidad ambiental
Por Vanesa Listek
“En Molinos queremos educar a los consumidores para que entiendan el beneficio y el perjuicio de comer algunos alimentos, para eso estamos creando productos que apuntan a modificar la plataforma de negocios de la empresa hacia alimentos más saludables, y modificamos nuestras metas todos los años para reducir el consumo de sodio, azúcar y grasas trans”, explicó Luciano López Jauregui, director de Research & Development de Molinos Río de la Plata, durante el lanzamiento del 7° Reporte de Sustentabilidad.
El miércoles pasado en Casa Nieto, una de las oficinas centrales de la empresa en Recoleta y símbolo rimbombante de la línea de vinos Nieto Senetiner, que también forma parte de la cartera de la compañía, se presentaron los lineamientos fundamentales del último informe de sustentabilidad de Molinos. Coincidió con una fecha significativa para la empresa alimenticia, ya que el tercer miércoles de octubre se celebra en la Argentina el Día Nacional de Lucha contra la Obesidad, y es un buen punto de partida para concientizar y promover hábitos saludables de alimentación, algo que desde Molinos consideran tanto una prioridad como un desafío.
“Se está tomando más conciencia de una creciente problemática de obesidad en el país, un problema que es multifactorial y las compañías alimenticias sabemos que debemos ayudar a educar en hábitos nutritivos y porciones controladas en calorías. También, consideramos al front-of-pack, o el etiquetado frontal de alimentos, un aliado en la lucha contra la obesidad y el sobrepeso, ya que ayuda a identificar fácilmente las características nutricionales de los productos. Asimismo contamos con nuevas propuestas con más vegetales y pollo, para llevar la calidad nutricional y la seguridad alimentaria a la vanguardia del mercado local interno”, continuó Jauregui.
El desempeño social, ambiental y económico de Molinos durante el 2017 revela que hubo un fuerte progreso en torno a los tres pilares de su estrategia de sustentabilidad: salud y bienestar; desarrollo de personas y comunidad, y cuidado medioambiental. Con más de 20 marcas en su portfolio, como Terrabusi, Lucchetti y Granja del Sol, y una reciente separación del negocio de graneles, ahora convertido en la nueva Molinos Agro, significa que el foco ya está puesto en alentar a los argentinos a comer mejor en cualquier momento y lugar con productos más ricos, saludables, prácticos y accesibles.
Pero la promoción de hábitos de vida saludable no termina en el front-of-pack para Molinos, otras iniciativas como una autorregulación publicitaria dirigida a menores y el principal programa de RSE, “Comer Rico, Comer Sano”, tienen por objetivo colaborar en la construcción de hábitos de alimentación y de vida saludable en la comunidad escolar involucrando a docentes, alumnos y padres.
Desde la empresa esperan que sea suficiente para enfrentar las problemáticas alarmantes de obesidad, sobrepeso y riesgo de diabetes que se están instalando en nuestra sociedad. Con el foco en las mejoras nutricionales de los productos, impulsan la reducción del tamaño de las porciones y continúan reformulando los contenidos de sodio, grasas totales y azúcares. Generando nuevos productos libres de gluten, bajando en un 30% el sodio de los bizcochos salados y un 20% del sodio en milanesas y empanados de pollo.
Futuro enigmático
Durante los próximos 40 años, la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) proyecta que la población mundial llegue a más de 9.000 millones de personas, con una demanda de alimentos que podría aumentar hasta en un 70%. La competencia por la tierra, el agua y los alimentos podría conducir a una mayor pobreza y hambre si no se aborda adecuadamente ahora, con impactos ambientales potencialmente graves. Por eso, en 2017 Molinos ratificó su compromiso con la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible presentada por las Naciones Unidas.
Antes de que se sancionara la Ley Donal, que estipula quiénes pueden donar, qué productos, cómo debe hacerse y los derechos y obligaciones de cada parte, Molinos ya colaboraba con la Fundación Banco de Alimentos, entregando 896 toneladas en 2017.
Uno de los desafíos de Molinos es reducir la cantidad y calidad de packaging que se usa para sus productos, ya que entre un 40% y 60% del envoltorio o empaquetado se usa solamente una vez. Y aunque en materia de cuidado ambiental Molinos tiene múltiples iniciativas orientadas a reducir el consumo de agua en planta, que ya bajó un 9% en 2017, también registró una disminución en un 1.5% del consumo total de energía eléctrica y bajaron en un 8.6% las emisiones directas de dióxido de carbono. Pero aunque la empresa desarrolló un packaging más eficientes a través de la sustitución de materiales y reducción de gramajes de empaques, es un objetivo muy difícil de lograr, ya que muchos de los envoltorios no tienen valor para la industria del reciclaje por lo que no se recuperan.
Molinos está creando envases más livianos y de menor impacto ambiental privilegiando films plásticos de menores espesores, optimizando dimensiones, simplificando y reduciendo insumos auxiliares, como también explorando estructuras laminadas menos complejas y monomaterial para facilitar el reciclado. Asimismo, y en línea con estas metas, en 2017 redujeron el consumo de papel en las oficinas, usando 3.821.305 hojas menos que en 2016 o el equivalente de 458 árboles menos talados.