Por Vanesa Listek
Desde el acceso a un goce de sueldo, hasta 10 días hábiles libres, Itaú le da herramientas a las víctimas para que puedan empoderarse.
La violencia dentro de la familia impacta en el desempeño y productividad de la persona. Aunque la violencia doméstica ocurre en espacios privados, se trata de una temática social que se debe abordar con el compromiso del Estado, las organizaciones sociales y hasta el ámbito laboral. Las mejores herramientas que tienen las víctimas contra la violencia es la información y responsabilidad de los sectores más relevantes de la sociedad, es por eso que el banco Itaú firmó un acuerdo junto a la Asociación Bancaria con el fin de acompañar a los colaboradores que padecen situaciones de violencia familiar. Además, el banco se comprometió a otorgar licencias especiales de hasta diez días hábiles por año con goce de haberes a las empleadas y empleados que se encuentren atravesando este tipo de situaciones.
“Esta problemática trasciende a la organización. Por eso es tan importante declararnos en un tema tan sensible con un posicionamiento fuerte en una sociedad en la que la violencia puede afectar a nuestros empleados. Esta es una iniciativa puntual dentro de una estrategia más amplia que lleva a cabo el banco, donde también buscamos fomentar la participación en cambios culturales dentro de la sociedad de hoy”, relató Leandro Perasso, Director del Área de Personas del banco Itaú, en una entrevista con Visión Sustentable.
El especialista sugirió que trabajar sobre la diversidad es clave para una empresa tan grande que depende del trabajo que realizan miles de personas en el país, donde deben “asegurar que el ambiente de trabajo sea saludable para que todos se vean mejor representados”. La firma del convenio sobre violencia familiar tiene dos ejes fundamentales, trabajar adentro de la empresa y para la comunidad. “En este caso notamos la necesidad de una sociedad sin violencia, el resultado de esto es que queremos estar preparados para enfrentar casos dentro de la empresa, que aún no hemos tenido, para acompañar a los colaboradores de la mejor forma posible”, continuó. Es una acción más proactiva que reactiva, Itaú está buscando la forma de adelantarse a una problemática, y aunque aún no han tenido casos dentro del banco, hoy ya existe un proceso para que cualquiera de sus trabajadores puedan acercarse, denunciar un caso particular, mantener un estricto nivel de confidencialidad de la persona, y donde el banco está preparado para no revictimizar al denunciante.
De acuerdo a datos de la Dirección General de Políticas de Género, del Ministerio Público Fiscal, las mujeres demoran años en realizar una denuncia, es un hecho que en ningún caso registrado la denuncia se produjo luego del primer episodio de violencia. En tanto, el 91% de las mujeres que sufren violencia son jóvenes y adultas que tienen entre 18 y 49 años, esta es justamente la franja de edad que tiene más fácil acceso al mercado laboral y el hecho de padecer violencia en el hogar es un fuerte detrimento que afecta su ámbito laboral y hasta las puede llevar a perder el trabajo.
“Hasta ahora nuestros protocolos estaban muy vinculado a temas dentro de la organización pero ahora lo abrimos a problemáticas particulares de violencia familiar que puedan surgir fuera del ámbito laboral, pero que de igual manera influyen mucho en las personas que trabajan con nosotros. Entendemos que en una realidad como la de hoy el lugar de trabajo y el personal están muy relacionados”, dijo Perasso.
Por su parte Perasso confirmó que el objetivo de este acuerdo es acompañar a los damnificados durante el proceso y generar un ambiente de seguridad dentro de la empresa. El primer paso coincide con incentivar a todas las personas que no se animan a denunciar, a hacerlo a través de Itaú. “Darle poder a las víctimas para que puedan denunciar este tipo de situaciones es sumamente importante, y una vez denunciado a través de nuestros canales confidenciales y del área de Compliance del banco, pueden acceder a un goce de sueldo que contribuirá en darles herramientas para que puedan afrontar esto de un lado diferente, que no sea el del silencio”, sugirió.
Esta no es la primera vez que Itaú busca generar una red de contención para sus empleados. También cuentan con otras iniciativas y asociaciones con organizaciones sociales (como DISCAR) para resolver temáticas que afectan directamente a la compañía, como las políticas de acompañamiento a las personas que atraviesan el nacimiento de un hijo, la igualdad de condiciones de diversidad o a parejas del mismo sexo que buscan trabajo. Además cuentan con la Fundación Itaú que lleva a cabo varios proyectos vinculados con el trabajo social, acompañando a los colaboradores y dándole a la diversidad un sentido más amplio. También realizan encuestas seguido para determinar cuál es el compromiso del banco según sus colaboradores y llevan a cabo capacitaciones para generar mayor conocimiento sobre la diversidad, temáticas de género y la discapacidad.
“Con todas estas iniciativas buscamos aprovechar la influencia que tenemos en nuestro ámbito de acción para marcar una diferencia y transformar no solo a las personas que trabajan con nosotros, sino aportar a la sociedad de manera diferente. En función de eso estamos comprometidos con nuestros planes de acción y vamos a seguir profundizando, empoderando y transformando a las personas en protagonistas, para hacer la transición entre la vía personal y la laboral lo más fácil posible”, concluyó Perasso.