Por Vanesa Listek
El Voluntariado Corporativo de Camuzzi Gas tiene como objetivo fundamental el largo plazo y el empoderamiento de las organizaciones sociales con las cuales colabora. El Comedor Teresa Mir, de Mar del Plata, es un fiel reflejo de esto.
Desde hace años y como parte de su estrategia de sustentabilidad, la compañía Camuzzi Gas busca asumir un rol activo y presente en la vida de las comunidades donde opera. En el marco de la propuesta Voluntarios en Red, los colaboradores de Camuzzi presentan proyectos de mejora de distintas instituciones sociales, con el respaldo y apoyo de la compañía, canalizando así su voluntad solidaria. Como parte de este programa, durante 2019 se están llevando adelante diversas jornadas de voluntariado, entre ellas la construcción de la nueva sede social del comedor “La Abuela”, una institución marplatense que brinda contención y alimento a niños en situación de vulnerabilidad social y económica.
“Desde Camuzzi Gas, como empresa de servicio público, somos conscientes de que nuestra actividad contribuye con el desarrollo de las comunidades donde operamos. Es por eso que desde la empresa no realizamos un único programa de importancia, sino que bajo el concepto Más Cerca definimos una estrategia de sustentabilidad con cinco ejes de trabajo, que se materializan en diversas acciones”, explica Rodrigo Espinosa, gerente de relaciones institucionales de Camuzzi Gas, a Visión Sustentable. Bajo este paraguas, implementan iniciativas en prácticamente todas las ciudades donde prestan servicio, con programas de acción concretos, pensados de manera integral para obtener un impacto real positivo en las comunidades involucradas. “Nuestros ejes de trabajo incluyen educación en las comunidades, acciones en territorio para aprender a usar responsablemente el gas y fomentar la cultura, fortalecimiento de gasistas matriculados, cuerpos de bomberos y fuerzas vivas, y hasta la separación y gestión de residuos”, detalla el representante de la compañía que tiene destinado como territorio específico de distribución de la zona de Gran La Plata hacia todo la Patagonia.
Según Espinosa, el programa Voluntarios en Red busca lograr una vinculación con las organizaciones de las comunidades donde opera la empresa; promoviendo el trabajo conjunto, realizando una actividad grupal motivadora y creadora de espíritu de equipo entre los empleados; aportando recursos humanos, tecnológicos y de gestión en el ámbito social, y fomentando la colaboración conjunta entre los empleados y el valor de la solidaridad en la cultura de la compañía.
El comedor “La Abuela” está ubicado en el barrio Faro Norte, en Mar del Plata. Creado hace décadas por Teresa “la Abuela” Mir, el comedor alimenta a más de 40 niños y niñas todos los días durante el horario de almuerzo. La comida se elabora a pulmón y depende de donaciones que acercan voluntarios al lugar y de la ayuda de distintas empresas y comercios locales. En 2004, la falta de recursos provocó que Mir no pueda pagar más las cuotas de gas del comedor comunitario, entonces se dirigió a la empresa Camuzzi. Así fue como Mónica Videla, la empleada que recibió su reclamó, convocó a un grupo de compañeros de trabajo que se unieron en solidaridad para pagar las boletas subsiguientes y de esa manera Mir pudo continuar su obra benéfica en el comedor.
Sólo un año después de que Videla y otros voluntarios ayudaron a Mir, se formó la Asociación Amigos de Bibliotecas Barriales y Comedores Comunitarios (AABBCC), al mismo tiempo que Camuzzi lanzó el programa de voluntariado, dos acciones que le cambiarían la vida a Mir y a su comedor.
“En 2005, la AABBCC participó del primer programa de voluntariado de Camuzzi, fuimos muy ambiciosos en nuestro primer proyecto y presentamos la construcción de un nuevo comedor para “La Abuela”, ya que el lugar donde funciona es prestado y bastante precario. En 2006 Camuzzi compró el terreno para comenzar con la construcción. A partir de allí fue un esfuerzo constante para levantar las paredes y darle forma a ese sueño que teníamos junto a Teresa Mir”, cuenta Miguel Ángel Echezarreta, jefe de Mantenimiento de la unidad de negocios de Mar del Plata de Camuzzi Gas y uno de los voluntarios originales del comedor de Mirquien trabaja en la empresa desde 1992. Con una ayuda invalorable de Camuzzi, hoy ya se encuentran en la etapa final de la obra para que el comedor de la abuela pueda funcionar en un edificio digno de los chicos que asisten.
Como es el caso de la mayoría de los comedores en nuestro país, se han mantenido con donaciones y mucha voluntad de quienes los crearon y continúan hoy ayudando a niños que provienen de situaciones familiares complejas. Según Echezarreta, el barrio Faro Norte es un lugar muy pujante de la ciudad, con desarrollo de viviendas y un incremento de población constante, sin embargo uno de los sectores tiene muchas carencias, y de allí provienen los más de 40 niños que buscan alimentarse todos los mediodías. Los voluntarios de Camuzzi visitan el comedor unas 12 veces por año, incluyendo durante el Día del Niño y en vísperas de las fiestas de fin de año, cuando llevan cajas navideñas que donan las familias de la empresa. Para celebrar el Día del Niño siempre cuentan con tortas caseras, meriendas, entretenimiento y hasta juguetes para cada uno de los niños que asiste a diario al comedor.
“La próxima visita va a coincidir con la inauguración de las nuevas instalaciones, ya que la obra está a punto de finalizar y queremos que la comunidad la conozca. Lamentablemente Teresa Mir falleció hace varios años y no pudo ver cómo se llevaba a cabo la construcción de la obra para trasladar el comedor”, detalla Echezarreta.
En el nuevo sitio hay planes para desarrollar varias actividades, más allá del comedor comunitario. Los voluntarios están trabajando junto al equipo de Relaciones Institucionales de Camuzzi Gas para desarrollar una huerta comunitaria en el terreno que quedó libre, y también contar con distintas capacitaciones, que van desde computación hasta robótica, y son conocimientos que pueden aportar habilidades para el futuro. Asimismo se están planteando actividades junto al Municipio de Mar del Plata, incluyendo otras capacitaciones y hasta jornadas de atención médica con pediatras y odontólogos, de manera que puedan aportar aún más a la comunidad.
“La experiencia es enriquecedora, tenemos un grupo de compañeros que nos ayudan para participar de campañas donde juntamos ropa, elementos de limpieza, libros, juguetes, y a cada una de esas cosas le damos un destino. Desde el comedor hasta otros lugares como el Hospital Materno, otros comedores de la zona, la Asociación Remar y bibliotecas barriales. Esta es una linda forma de sentirse útil y dar un poco de lo que uno tiene a la sociedad”, continuó el voluntario, quien destacó la entereza de la fundadora del comedor “La Abuela”, una persona muy querida y respetada por la comunidad por su honestidad y la manera en la que ayudaba a los más pequeños. “Es muy confortante saber que la hija y la nieta de Teresa Mir continúan con esta maravillosa obra”, concluyó.