La empresa presentó su Reporte Anual de actividades 2018 con eje en las áreas de alimentación, medio ambiente y seguridad e higiene. ¿La clave del éxito? El involucramiento de sus colaboradores y la articulación.
Durante décadas, compañías de todo el mundo han buscado generar cambios a través de fundaciones y organizaciones comunitarias para crear iniciativas prometedoras en los sector sociales donde desarrollan sus actividades. En la Argentina, Fundación Cargill lleva más de 40 años aportando inversiones y colaboraciones para acelerar el cambio, promoviendo el desarrollo local a través de sus referentes quienes colaboran a las comunidades en las que tiene presencia la empresa Cargill, una de las compañías de AgriBusiness más grandes del mundo.
En julio Fundación Cargill presentó su Reporte de Actividades 2018, con más de 164 acciones llevadas a cabo en 108 localidades, donde promueven el compromiso social y ambiental con tres áreas prioritarias de acción: alimentación, medio ambiente y seguridad e higiene.
En cada lugar se despliegan acciones para contribuir con el desarrollo de proyectos comunitarios con el objetivo de ampliar las capacidades y recursos de instituciones sociales locales, y así mejorar la calidad de vida en las zonas. Cada uno de los 53 Centros Operativos de Cargill cuenta con referentes comunitarios de Fundación, quienes lideran las acciones y junto con otros colegas de cada planta u oficina hacen su aporte en cada proyecto. Los Referentes Comunitarios forman una Red por medio de la cual se diseñan y ejecutan los proyectos con las instituciones locales.
“No tenemos un programa de Voluntariado Corporativo tradicional, sino que promovemos el involucramiento a través de los proyectos de la Fundación Cargill, lo que nos permite llegar a todos los lugares donde tenemos presencia y la estrategia de tener referentes comunitarios entrenados y capacitados le da permanencia a la presencia en la comunidad sobre una base de lineamientos estratégicos”, explica a Visión Sustentable Julián Ferrer, coordinador de Responsabilidad Social Corporativa y Sustentabilidad de Cargill.
Cargill sólo tiene fundaciones que se encargan de los Voluntariados y las actividades filantrópicas de la empresa en cuatro de los 70 países donde tiene presencia, entre ellos, la Argentina, también en Estados Unidos, Brasil y Venezuela. Mientras que en los demás países donde tiene presencia la empresa, las acciones de Voluntariado se desarrollan como actividades comunitarias sin la creación de una fundación. Pero cada Fundación actúa de manera intrínseca, y en nuestro país cuenta con una intención de creación permanente de proyectos y de involucramiento con situaciones que pueden surgir de necesidades de las distintas comunidad.
En el Reporte Anual de actividades Enriquecer las comunidades, se destacan varias acciones, como el proyecto de digitalización para crear bancos virtuales, con el objetivo rescatar más alimentos para llegar a más personas vulnerables en todo el país y de esa manera resolver la problemática logística. También destacaron otras iniciativas como la forestación en distintos pueblos cercanos al Centro Operativo de Vedia, en la provincia de Buenos Aires, y la instalación de estaciones de energía solar en Córdoba.
Cargill tiene una política de involucramiento comunitario a nivel global con un margen de adaptación local, aportando un valor agregado a cada proyecto en distintas comunidades. Trabajan junto a 120 referentes comunitarios que fueron seleccionados para formar parte de la Fundación y además, con un enfoque de desarrollo local, buscan definir sus acciones en función del involucramiento de empleados, clientes, proveedores, gobiernos y vecinos en general.
“Los referentes tienen que contar con aptitud y actitud, preocupación social, capacidad de relacionamiento, y un compromiso con la compañía; además, los referentes pueden provenir de distintas áreas, como comercial, operativa y administrativa”, detalla Ferrer.
Del informe se desprende una de las acciones más relevantes para contribuir a reducir el hambre, mejorar la nutrición y evitar el desperdicio de alimentos, la colaboración con la Red Argentina de Banco de Alimentos, una sociedad que trabaja junto a la Fundación Cargill desde hace 15 años. El año pasado se focalizó en un proyecto para adaptar el modelo tradicional de Banco de Alimentos y desarrollar un nuevo formato digitalizado de Bancos Virtuales que permiten ampliar los programas de rescate de alimentos, beneficiando a más personas y aumentando la cantidad de kilos de comida rescatados por año. En tanto, esperan poder llegar a zonas donde antes no había bancos de alimentos, como las localidades de Bahía Blanca, Neuquén, San Juan, Resistencia, Villa María y Rafaela. De esa manera pretenden rescatar principalmente alimentos de supermercados y llevarlos a las organizaciones.
“Cargill tiene una relación a nivel global con los bancos de alimentos y localmente estamos intentando fortalecerlos haciendo foco en la problemática de la logística, de esa manera generamos distribución a todo el país usando tecnología”, explica Ferrer.
Todos los años, los referentes presentan varias propuestas, sin embargo la cantidad de proyectos que se llevan a cabo termina siendo relativa a la presencia que hay en las comunidades, y actualmente hay más presencia en la provincia de Buenos Aires que en cualquiera de los otros puntos del país. Es por eso que de las 164 acciones que se llevaron a cabo, casi el 50 por ciento (79) corresponden al ámbito bonaerense, seguido por Santa Fe con 28 proyectos, Córdoba con 25, La Pampa con 12, 6 en Salta, 5 en Santiago del Estero y 2 en San Luis. Fundación Cargill dispone de un presupuesto anual de 14 millones de pesos que se distribuyen entre los distintos proyectos y proviene exclusivamente de Cargill. Aunque varios de los proyectos tienen contrapartes, algo que Fundación promueve, incluyendo aportes adicionales para la concreción de proyectos específicos de parte de productores agropecuarios y colaboraciones de mano de obra y coordinación de proyectos de varios municipios, algo que fomenta la articulación público privada.
“Los empleados de Cargill, junto a empleados municipales y vecinos de los distintos pueblos y ciudades de la localidad se involucraron profundamente con el medio ambiente hace más de una década, a través de la forestación, generando barreras de contención contra el viento, generando aire limpio y sombra en el verano; tenemos lapachos, ceibos, tilos, robles, aguaicar y una amplia variedad de árboles frutales”, cuenta Vicente Terrile, Uno de los líderes de la Fundación en el partido bonaerense de Leandro N. Alem.
Desde la planta que está sobre la Ruta 7, con el pueblo a sus espaldas, se diseñó con la Municipalidad y con el Centro de Educación Física un cordón de álamos y de crataegus, en una extensión de cinco cuadras. Allí también plantaron álamos y jacarandás en el perímetro del frigorífico, como aislación porque detrás hay un sector de quintas. En los últimos 10 años plantaron más de 3000 árboles y plantas, a un promedio de 300 plantas por año y quieren impulsar aún más la forestación en la zona.
“Trabajar en la comunidad donde Cargill desarrolla su empresa, marcar el norte y tratar de que otras personas repliquen nuestras actividades es increíble, desde vecinos hasta proveedores, e incluso otras empresas que operan en la zona. Sabemos que cuando uno toma la iniciativa de una buena acción que nos afecta a todos, los demás lo siguen, y eso es lo que ocurrió en Alem”, explica Terrile, quien se desempeña como Comercial del Acopio Vedia y es parte de la empresa Cargill desde hace 25 años. “La Fundación nos enseñó a devolver algo donde Cargill desarrolla sus actividades, nos dio una gran oportunidad con proyectos que queremos seguir trabajando a futuro con la consigna de darle una herramienta que nos beneficia a todos los que vivimos allí”, concluyó Terrile.