(*) Por Roberto Marquinez
Ante a extensión de la cuarentena para enfrentar la pandemia de COVID-19 y la imposibilidad sanitaria de estimar una fecha para su finalización, la Confederación General Económica de la República Argentina (CGE) advierte que es vital para la sobrevida de nuestra nación la planificación y ejecución de un plan económico, consensuado en el marco del Consejo Económico y Social.
Esta advertencia se fundamenta en una oscuro pronóstico: por la paralización obligada de la producción nacional de riqueza, la recesión que se agudiza en el planeta y la decisión de los países de cerrar sus economías, Argentina se enfrenta al inevitable cierre de sus empresas, a la pérdida masiva de puestos de trabajo, a la caída abrupta del poder adquisitivo, al derrumbe de la recaudación tributaria y a un disparo del déficit fiscal y de cuenta corriente nunca vistos en su historia.
Aunque apoyemos las medidas sanitarias implementadas por el presidente Alberto Fernández, es demagógico no marcar los graves efectos económicos que se desprenden de nuestra lucha como nación contra la pandemia, que sumados a la situación económica mundial ya tienen efectos catastróficos para nuestra infraestructura empresaria, siendo las pymes las principales víctimas.
No son tiempos de parches y de aplicar medidas improvisadas y moralmente polémicas como obligar a las empresas a que facturen 0 para luego empujarlas a endeudarse para que paguen salarios, mientras se hunden en el océano de las incertidumbres y el sistema financiero gana dinero con sus tasas usurarias y a costa de la desesperación de empresarios y trabajadores.
Hay extrema urgencia de concretar acuerdos políticos, económicos y sociales que potencien un plan elaborado, con excelencia creativa, por todos los sectores involucrados, con un Estado presente y motorizador y con un Congreso de la Nación en funciones, aunque sea en forma virtual, porque las necesidades de la Nación así lo exigen.
El Gobierno nacional no debe excluir sectores y entidades en esta propuesta de patriada sin precedentes. La necesidad de profundizar la unidad y lograr un consenso ejemplificador es porque al final del camino hay dos realidades posibles: un país económicamente destruido con consecuencias sociales inimaginables, o un país económicamente preservado y listo para ponerse en marcha.
En estos tiempos de guerra con un enemigo invisible que también mata empresas, necesitamos políticas económicas para tiempos de guerra, con un fuerte intervencionismo sin vacilaciones del Estado. Las teorías de John Maynard Keynes, probadas con éxito en otras crisis, son una base sólida en donde empezar a planificar y consensuar.
Alertamos que el tiempo no es hoy un aliado. Las empresas, y en especial las pymes, son un eslabón vital para la sobrevivencia de toda la nación, incluso la sobrevivencia del Estado. Por eso volvemos a reafirmar que sin empresas y específicamente sin pymes no habrá país, por lo que es el vital actuar ya, antes de que sea tarde.
(*) Es Presidente de la Confederación General Económica de República Argentina (CGE)