ALADYR, la Asociación Latinoamericana de Desalación y Reúso de Agua, inauguró un ciclo de webinars con líderes mundiales en materia de uso responsable del agua, que se extenderá hasta el 27 de mayo.
Con presencia de especialistas internacionales sobre contenidos como “Riego de cultivos agrícolas con agua reciclada y regulaciones que protegen la salud pública”, a cargo de Bahman Sheikh, de la Universidad de California; “El consumo energético de plantas desaladoras de agua de mar”, de Rolando Bosleman, Director técnico de Energy Recovery; “ISO 46001 sistema de gestión de eficiencia del agua”, por Diego Cummins del Instituto Argentino de Normalización y Certificación (IRAM); “La desalación con energías renovables – situación actual y retos”, de Baltasar Peñate Suárez de ITC España; “Autopsia de una membrana”, por Mohannad Malki de AWC USA.
En mayo, las capacitaciones abordaran temas tales como “Curso avanzado en ósmosis inversa”, a cargo de Víctor Casarreal, representante de LG Chem; “Pretratamiento y limpieza de plantas de ósmosis inversa”, por Fernando Del Vigo; “El uso de monocloramina para aumentar el rendimiento de los sistemas de ósmosis inversa”, a cargo de Jorge Augello, Gerente de la Dirección de Agua para Latinoamérica en Buckman Brasil; y por último, “El uso de respirometría para optimizar los sistemas de lodos”, por Eduardo Pedroza, Gerente de Operaciones de Cetrel Brasil.
La importancia del agua segura en el contexto de expansión del coronavirus
La pandemia aparece en una situación hídrica delicada, según especialistas que participaron la primera semana del encuentro. Al respecto el Ingeniero Alejandro Sturniolo afirma que: “El avance del coronavirus (COVID-19) alcanza también nuestras aguas. Esto empieza a suceder en una Argentina donde la salud ya venía corriendo riesgo por muchas otras enfermedades producto de la mala calidad del agua y por la escasez del recurso”.
Según explica el especialista, “las excreciones de las personas infectadas llegan a los efluentes, lo que constituye una fuente de contagio. Si bien esto no representa una amenaza para las centrales de tratamiento de agua que utilizan los procesos convencionales de potabilización, para un amplio sector de la población argentina y del mundo entero, el acceso a agua potable es limitado”. Coincidentemente, Carlos Rivas, representante de ALADYR para Argentina y de Atlantium, especialista en procesos de desinfección, explicó que: “Cualquier sistema de potabilización que trabaje eficientemente da un agua segura, teniendo en cuenta el comportamiento de otros virus”.
Contaminantes emergentes, otra amenaza difusa
Según la Organización de Naciones Unidas (ONU), el 80% de las aguas residuales que se generan globalmente vuelven al ambiente sin ser tratadas ni recicladas. Sturniolo, expresó “los últimos 70 años fueron los peores en materia de contaminación: los contaminantes emergentes (provenientes de la industria, agrícola, microplásticos, productos farmacéuticos, PFAS y otras sustancias), aumentan su concentración día a día. Aparecen en los ríos y mares donde se descartan los efluentes”. Y agregó: “hemos estado consumiéndolos sin estar plenamente conscientes de ello”.
Emiliano Ferrari, representante de Fluence Argentina, habló de los PFAS (contaminantes de elevada estabilidad química, presente varios objetos que consumimos a diario como sartenes de teflón, envoltorios de comida rápida, ropa resistente al agua, productos de limpieza y anti-manchas). Sobre ellos sostuvo, “hoy, las normativas no contemplan a los 5000 tipos de PFAS existentes. La EPA (United States Environmental Protection Agency) solo ha establecido unos lineamientos de advertencia para dos tipos de ellos: PFOA y PFOS. Y el 50% no son tratados. Hay que subir la barrera del tratamiento. Es momento de actuar en función al pasivo ambiental del que hay que hacerse cargo”.
Domingo Zarzo, Presidente de la Asociación Española de Desalación y Reutilización (AEDYR), coincidió: “Actualmente no hay una regulación que describa explícitamente todos los compuestos que se encuentran en nuestras fuentes de agua. Estamos librando una batalla contra una amenaza difusa. Debemos trabajar en la prevención de esta problemática para tratar las consecuencias en la salud”.
Otra de las problemáticas de las que se habló fue de las bacterias resistentes a los antibióticos en los efluentes, que actualmente matan a casi 700.000 personas al año y, según estima la OMS, para el 2050, serán la principal causa de muerte en el planeta. “En los lugares donde hay más expectativa de vida, hay más presencia de químicos en el agua. 1,3 trillones de dólares de la industria farmacéutica por ventas de fármacos recetados, terminan en el agua. Y los tratamientos convencionales tampoco pueden con ellas”, expresó Sturniolo.
Desde ALADYR se promueve la actualización de tecnologías de tratamiento y el agua reutilizada y desalada como fuentes alternativas. “Una de las ventajas del reúso de efluentes es que se puede generar agua potable in situ teniendo un costo menor del que si se tuviera que conseguir y trasladar agua potable para el consumo”, explicó Jorge Zavatti, investigador del Grupo Energía, Materiales y Sustentabilidad de la Facultad Regional Chubut de la Universidad Tecnológica Nacional. Por su parte, el Ing. Víctor Casarreal, representante de LG CHEM se refirió al proceso de ósmosis inversa, “una tecnología de desalación muy eficaz en casos donde no hay fuentes de agua naturales, en periodos de escasez y para recuperar fuentes de agua naturales y, por consiguiente, ecosistemas”. También habló de la tecnología UV donde a través de la oxidación avanzada se eliminan efectos sobre la salud de fármacos, desinfectantes y otros compuestos residuales.
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