Un grupo de investigadores del Instituto de Tecnología (INTEC) de UADE realizó un muestreo de arena en las zonas costeras del Área Metropolita de Buenos Aires para analizar la presencia microplásticos. Los resultados arrojaron la existencia de microfibras plásticas y microperlas
Día a día incorporamos en nuestra rutina diaria el uso de elementos plásticos. Para conservar alimentos, como medio de pago, para proteger nuestro teléfono celular de caídas, para lavarnos los dientes, para vestirnos, entre otros usos. Sin embargo, estos productos tienen una vida útil y son descartados convirtiéndose en un problema para el ambiente y el hombre. En 2015, según el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, se produjeron 300 millones de toneladas de residuos plásticos en todo el mundo.
Más allá, de la contaminación física que apreciamos visualmente (bolsas de plástico en el suelo, conductos pluviales bloqueados con botellas) existe una reciente forma de contaminación, más imperceptible para nuestros ojos que son los microplásticos. Estos son plásticos cuyas partículas tienen un diámetro menor a cinco milímetros, más pequeños que una lenteja. Los conocidos como microplásticos primarios son aquellos que fueron fabricados de ese tamaño y están presentes, principalmente, en productos de cuidado personal o limpieza. Por su parte, los microplásticos secundarios provienen de la degradación de productos plásticos de mayor tamaño como botellas, neumáticos y juguetes.
El agua es el principal medio por el que se transportan los microplásticos que drenan desde nuestros hogares hacia cuerpos de agua receptores, sin ser detenidos por ningún sistema de tratamiento. Miles de fibras plásticas, se desprenden en cada ciclo de lavado de ropa y pasan desapercibidas. Una vez que están presentes en ríos y mares, muchas terminan siendo ingeridas por la fauna marina que las confunden con su alimento: el plancton. Al no ser completamente digeridas, estas fibras pasan a través de todos los organismos de la cadena trófica aumentando su acumulación en aquellos de mayor tamaño, como los seres humanos. Este efecto ya ha sido evidenciado en un informe publicado por la firma Dalberg y la Universidad de Newcastle- Australia en 2019: una persona promedio podría estar ingiriendo, semanalmente 5 gramos de microplástico, un peso equivalente a una tarjeta de crédito.
Con la intención de contribuir al conocimiento de esta problemática, un grupo de investigadoras del Instituto de Tecnología de UADE recolectó y analizó muestras de sedimento proveniente de tres diferentes zonas costeras del Área Metropolitana de Buenos Aires (norte, centro y sur). El trabajo de campo se realizó durante el invierno de 2019, en un parche de suelo de 25 cm de lado y 5 cm de profundidad. Este relevamiento se enmarcó en un proyecto de investigación internacional de carácter colaborativo con la Universidad San Ignacio de Loyola (Perú-Lima) y la Universidad EAN (Colombia-Bogotá), que están replicando muestreos similares en zonas costeras de Colombia y Perú para contar a futuro con comparaciones regionales.
Las muestras recogidas de las tres zonas analizadas del Área Metropolitana de Buenos Aires por parte las investigadoras de UADE fueron procesadas de manera tal de poder extraer los microplásticos presentes en ella. Luego se realizó una caracterización visual, al microscopio óptico. Este análisis permitió evidenciar la presencia de microperlas y microfibras. Siendo las microperlas los elementos hallados en mayor proporción (Gráfico 1).
Como se puede observar en el gráfico de barras (Gráfico 2), fueron halladas cantidades considerables de microperlas oscuras y transparentes, provenientes de productos de cuidado personal o productos de limpieza, así como también microfibras azules, rojas y negras. Pudiendo las azules provenir de restos de redes de pesca, mientras que las rojas y negras de agua de lavado.
La diferencia entre los valores de cada sitio podría vincularse a cuestiones climáticas como las corrientes del río, vientos y lluvias. También podría verse afectado el ingreso de los microplásticos al suelo por la presencia de follaje, como sucede en el caso del Punto Norte.
La presencia de microplásticos en la costa rioplatense es un tema que ha sido muy poco estudiado. Por lo que la presente investigación pretende continuar a lo largo del tiempo, para dar el puntapié inicial a una línea de referencia que analice la evolución de esta problemática ambiental.