En el marco de la pandemia por el COVID-19, el portal de empleos Bumeran junto a la consultora Bridge The Gap realizaron un informe para conocer el impacto que esta situación tiene en los/as trabajadores.
La encuesta fue realizada en 6 países de Latinoamérica y el objetivo principal fue conocer cómo influye este contexto en la productividad de las personas y, a su vez, entender si el impacto del virus en la vida diaria difiere en aquellos que tienen hijos de los que no los tienen y si este contexto produjo alguna flexibilización en los roles.
Actualmente, la cuarentena generó un cruce de dos ámbitos que normalmente no están en contacto, el laboral y el doméstico. Esta situación originó cambios en la vida de las personas y, en particular, de los padres. Por este motivo, la necesidad de armar este informe.
La mitad de las personas encuestadas tenía empleo antes del Covid-19 y lo mantiene. Casi un 30% de quienes respondieron no tenía trabajo y sigue sin tenerlo. De las personas que perdieron su trabajo a partir de la pandemia, un 15,7% son mujeres y un 19,6% son varones. Del total de las personas encuestadas que tienen trabajo, el 80,6% trabaja en relación de dependencia. Además, el 55,9% de quienes respondieron tienen entre 31 y 50 años.
Con respecto a la productividad laboral, el 92,5% de las personas vio afectada su productividad laboral. En este punto, cabe destacar que hay una diferencia significativa entre las personas con o sin hijos en relación a su productividad laboral en este contexto, ya que 7 de cada 10 varones con hijos/as perciben que su productividad se vio muy afectada (71,7%), mientras sólo el 18,8% sin hijos/as declara haber sido afectado. Por su parte, las mujeres con hijos son las que más vieron afectada su productividad laboral: el 18,6% de las mujeres sin hijos cree que cambió totalmente su productividad, esto trepa al 62,4% para las madres.
A raíz de estos datos es posible detectar que el principal impacto de la pandemia se encuentra en aquellos que deben trabajar desde sus hogares y que tienen hijos menores de 12 años. A partir de las consultas, se pudo distinguir que la distribución de tareas es muy diferente en mujeres madres con hijos/as si estos son mayores o menores de 12 años ya que para las mujeres que tienen niños/as menores de 12 años, el cuidado y la crianza se vuelve la principal tarea (cuidar 16,3%). Sin embargo, con respecto a las mujeres cuyos hijos son mayores de 12 años, sólo un 5,2% de mujeres manifestó sentir el peso del cuidado. “A partir de los datos obtenidos en la encuesta, se evidencia una clara afectación en la productividad en el caso de las familias con hijos durante la cuarentena. En función de las respuestas obtenidas y el análisis de las mismas, esperamos surja un nuevo eje de trabajo para generar culturas y condiciones equitativas en el caso de las empresas“, mencionó Cintia González Oviedo, Ceo de Bridge The Gap.
Por su parte, Nicolas Coccolo, Gerente de Marketing Latam de Jobs en Navent, manifestó: “Dentro de este panorama que estamos atravesando, es un desafío para las organizaciones y todos sus rangos de liderazgo entender de qué manera sus colaboradores están ejerciendo sus tareas. Si bien están trabajando, es importante tener en cuenta que en paralelo están atendiendo a sus familias y a sus hijos. Sin dudas, esto es un reto que debe ser tenido en cuenta y que a futuro podría convertirse en una buena práctica y una bandera dentro del modelo de trabajo de las personas.”
Respecto de la capacidad de lograr un equilibrio entre la vida personal y profesional en cuarentena, el 45% considera que lo intenta, pero no siempre lo logra. Mientras que el 32,6% de las mujeres sin hijos/as consigue un equilibrio con el que se siente a gusto, solo el 9,5% de mujeres madres expresa lo mismo. Entre los varones, quienes más dicen encontrar dificultades son los que tienen hijos/as (52%). Aunque los varones sin hijos también lo sienten en un 41%. Existen más de 10 puntos de diferencia entre aquellos que tienen y no tienen hijos.
Por su parte, el 67% de las mujeres madres cree que intenta llegar a un equilibrio, pero no lo alcanza siempre. Esto se refleja en la mitad de las mujeres sin hijos (30,9%).
Paralelamente, las mujeres sin hijos son las que mayormente sostienen que le dedican más tiempo al trabajo que a su vida personal, en este sentido, un 35% responde de esa manera.
Con respecto a las tareas del hogar, si se desglosa por hombres y mujeres, el 21,4% de las mujeres dice que su tarea más frecuente es la limpieza o desinfección de la vivienda, el 14,8% declara que la tarea más ejercida es cocinar, el 15,1% menciona trabajar como la actividad más realizada.
Con respecto al género masculino, la tarea más referida por los varones es el ocio con 16,2%, luego la limpieza con un 15,8% y tercero el poder informarse, leer/escuchar/ver noticias con 13,5%, el cuarto lugar lo ocupa la opción trabajar con un 12,7%. Al interpretar estos números queda al descubierto que informarse tiene cerca de la mitad de peso en las mujeres que en los varones (7,9% vs. 13,5%).
En relación a la convivencia y la distribución de tareas durante el confinamiento, 6 de cada 10 personas respondieron que dentro de sus hogares los roles se mantuvieron igual que antes (59,8%). Sin embargo, si se separan las respuestas emitidas por mujeres y las emitidas por varones, el 65,4% de ellas cree que la flexibilización de roles en el hogar es aún menor que la declarada en general. Entre quienes sí creen que se flexibilizaron los roles, el 34,8% de los varones considera que sí versus el 23,2% de las mujeres que opina de la misma manera. Es decir, la percepción respecto a la flexibilización de los roles no es igual para mujeres y hombres.
Con relación a las tareas menos realizadas en los hogares argentinos de la muestra, descansar ocupa el primer lugar con un 21%, seguida de deporte con el 18,2%. De todas maneras, si se analiza por género, el 21,2% de las mujeres declara que una de las tareas que menos puede realizar es descansar y, por su parte, el 16,4% de los varones considera que no puede hacerlo.
Luego de analizar estas respuestas es evidente que, si bien la pandemia impacta en todos los hogares argentinos, determinadas variables como la conformación del hogar, el empleo estable y las características de quienes conviven suavizan ese impacto.