(*) Por Agustín Escofet
Sin duda si alguien ofreciera al sector privado desarrollar un proyecto de mejora educativa e innovación a menos del 10% de su costo real sería una gran oportunidad que nadie dejaría pasar. Sin embargo, son muy pocas las empresas que lo toman, y las que sí lo hacen, en la mayoría de los casos, no lo realizan en toda su potencialidad.
Este es el caso de la Ley N° 22.317 de Crédito fiscal, si bien existen tres ventanillas, hoy vamos a referirnos a la convocatoria de INET (Instituto Nacional de Educación Tecnológica): la convocatoria que permite a las empresas patrocinar proyectos presentados por una institución técnica a través de la deducción de impuestos nacionales del 100% de su costo operativo.
Ahora bien, ¿por qué decimos a menos del 10% del valor? Simplemente porque existen costos de diseño, formulación, desarrollo técnico, certificaciones, seguimiento e inversiones complementarias, que no son reconocidos dentro de los rubros a financiar y que en general alguien debe aportarlos, (sea propio de la escuela, la empresa, un aliado o un servicio contratado), la calidad se vería seriamente afectada en términos de propuesta técnica, relevamiento de necesidades, contenidos formativos o bien de gestión.
Y entonces, ¿por qué decimos que las empresas que participan no explotan todo su potencial? Principalmente porque la mayoría lo hace como patrocinantes sin participar del desarrollo de proyectos de calidad, que si bien requiere un esfuerzo adicional, a nuestro criterio retorna con creces sus costos.
Cualquiera que entienda que una educación de calidad está relacionada con el desarrollo, coincidirá en que un proyecto de mejora educativa debería contemplar mínimamente considerar las demandas del sector socio-productivo, evaluar la oferta educativa de la institución, detectar las brechas de mejora, definir la tecnología objetivo, la formación docente requerida y el contenido de capacitación para alumnos.
Adicionalmente a esto, es muy recomendable que esta inversión sea la plataforma que dispare otro tipo de vínculo entre el sector educativo y el sector productivo. Ya que pueden generarse proyectos complementarios tales como: prácticas profesionalizantes, mentorías, tutoría a docentes y alumnos, visitas guiadas a plantas industriales e incluso desarrollo de proyectos específicos. Esta vinculación, no solo aporta una experiencia educativa única, sino que califica a todos los que participan.
“Cuanto más calidad se le imprima al proceso, mejores los resultados, y éste, es el diferencial que puede aportar el sector privado a la mejora educativa: la calidad en la aplicación de recursos, la gestión y en la efectividad del proceso para lograr resultados”.
Los beneficios concretos son altamente positivo:
- Inversión en tecnología que se amortiza en el mediano plazo: El equipamiento y tecnología que se adquiere no es un consumible, sino que perduran durante los años de vida útil, viéndose impactadas varias camadas de estudiantes al instalarse capacidad local.
- Desarrollo de equipos directivos y docentes: Desde la formulación hasta la ejecución, se generan equipos para llevar adelante la iniciativa, esto impacta positivamente en otros espacios de gestión escolar.
- Formación docente: La actualización docente en materias que son útiles para el sector privado, que permite mejorar a los formadores.
- Capacitación a alumnos: Tanto regulares como miembros de la comunidad en general, estos espacios son de acceso gratuito.
- Vínculo empresa-escuela: Abre un espacio de intercambio donde existe transferencia de conocimientos, como también un espacio para identificar potenciales perfiles profesionales que puedan incluirse en el sector productivo.
- Sistema de recupero: La empresa recupera el 100% de la inversión del proyecto, a través de bonos que aplica al pago de impuestos nacionales en un plazo que ronda los 60 días.
Por supuesto que también existen algunos desafíos que deben tenerse en cuenta, listamos algunas generales:
- Baja capacidad general en formulación de proyectos: Tanto por conocimiento de la metodología como en disponibilidad del tiempo requerido para hacerlo.
- Gestión de compras: Existe una brecha considerable en el know-how de compra entre las instituciones educativas y compradores técnicos, como también existe incertidumbre entre el momento de cotización y el de ejecución, con lo cual el poder adquisitivo varía significativamente por efectos inflacionarios, en ítems que generalmente están atados a monedas estables.
- Capacidad de identificar el proyecto necesario: Un proyecto que surge de necesidades reales del sector productivo requiere la existencia de un vínculo y un diagnóstico. Deberían estar enfocados en formar profesionales para cubrir un área de vacancia.
- Trámites, certificaciones y rendiciones: En general, al ser procesos administrativos, deben certificarse todos los pasos para que se genere evidencia auditable sobre todo el proceso. Esto conlleva principalmente a la institución educativa, tener una administración muy ordenada.
Crédito fiscal es una de las herramientas más interesantes que una empresa está en condiciones de aplicar y estructurar un programa de inversión social canalizando recursos de impuestos. Es una iniciativa que capta las sinergias público-privadasen post de una educación de calidad, y se hace presente a partir de acciones concretas.
(*) Es Líder de Fundación Loma Negra.