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¿Compensar es greenwashing?

Federico Falcón, director de The Carbon Sink

                                                                                                       (*) Por Federico Falcón

Del 24 al 27 de octubre es la Semana de la Acción por el Clima en Argentina, un espacio que propone instalar en el debate público la trascendencia y urgencia de abordar los desafíos que nos plantea la crisis climática.

El Acuerdo de París dejó en claro que, para mantener el aumento de la temperatura media mundial por debajo de los 2°C respecto a valores preindustriales, debemos unirnos en todo el mundo con el objetivo de alcanzar la neutralidad en carbono. Esto significa que la cantidad de CO2 emitida a la atmósfera debe ser igual a la cantidad absorbida.

Diversos actores públicos, privados y de la sociedad civil en el mundo están dando un paso al frente para lograr este objetivo. Y en Argentina, cada vez más empresas inician su camino hacia la neutralidad de carbono.

A medida que este compromiso corporativo avanza, surgen dudas respecto de si detrás de estas promesas hay una gestión estratégica para disminuir la generación de GEI o si la compensación de carbono es una vía de escape rápida al problema.

¿Compensar es la solución al problema?

Compensar la huella de carbono no es una solución en sí misma contra la crisis climática. No se trata de seguir haciendo las cosas como siempre y compensar el resultado. La medición y la compensación de Gases de Efecto Invernadero son dos instancias necesarias del ciclo de gestión del carbono que deben ir acompañadas de un compromiso real con un cambio de hábitos, en el caso de las personas, y de una estrategia de reducción del impacto ambiental con objetivos basados en la ciencia, en el caso de las organizaciones.

Pero como todas nuestras actividades generan emisiones, aún haciendo grandes esfuerzos de reducción, es necesaria una estrategia de compensación para alcanzar los objetivos de neutralidad de carbono y para fomentar el financiamiento climático. Y esto es útil sólo si se realiza a través de la adquisición de bonos de carbono certificados o de proyectos ambientales de participación directa que aseguren la adicionalidad (es decir, que la captura o reducción de CO2e no habría sucedido si el proyecto no se hubiera realizado) y que las toneladas de carbono compensadas a través de ellos sean verdaderas e intransferibles.

¿Cómo asegurar que la compensación es confiable?

La forma más simple es adquirir créditos de carbono. Los créditos de carbono son certificados comercializables que representan toneladas de CO2e absorbidas o evitadas en la atmósfera a través de un proyecto específico. Estos proyectos pasan por procesos formales de certificación, donde el proyecto ha sido validado en materia de adicionalidad y las capturas de carbono ya han sido verificadas y validadas por organismos independientes, como VCS (con opción certificación CCB), The Gold Standard, o Climate Action Reserve.

Otra opción es adquirir unidades de Reducción de Emisiones Monitoreadas (REM) emitidas por proyectos de participación directa. Estos son proyectos de pequeña escala con un alto impacto positivo local que necesitan del financiamiento climático para poder llevar a cabo dichas acciones de mitigación. En este caso, es importante verificar que los proyectos están basados en estándares internacionales de monitoreo y medición de carbono forestal, así como también la definición de una línea de base y su adicionalidad, y demostrando el impacto local real en la generación de empleo, conservación de biodiversidad, protección de cuencas, calidad del agua y el aire entre otros.

A diferencia de los proyectos certificados, en donde el crédito de carbono se compra luego de haber sido emitido en el pasado, los proyectos de participación directa permiten un involucramiento del inversor en las acciones del proyecto, financiando directamente las reducciones de emisiones o capturas de carbono, así como los beneficios locales.

Es imprescindible también que, tanto los créditos de carbono como las REM de proyectos de participación directa, hayan sido emitidos a un registro para que puedan ser comercializados hasta que son retirados para compensar la huella de carbono de una persona u organización. Esto asegura que se utilicen una sola vez.

Hoy la humanidad se encuentra ante un desafío sin precedentes, para el que afortunadamente hay solución. Pero no es una solución aislada, son un conjunto de acciones que deben converger para ser efectivas: reducir, mitigar y compensar.

(*) Es Director de The Carbon Sinnk.

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