La Unión Europea impone requisitos de sostenibilidad a la industria agropecuaria argentina
La agroindustria argentina, líder mundial en la producción de soja y un importante exportador de carne, enfrenta un gran desafío mientras se prepara para cumplir con las nuevas regulaciones de la Unión Europea (UE) en materia de sostenibilidad. La UE estableció requisitos estrictos que buscan reducir la deforestación y los impactos ambientales negativos asociados con la producción de soja y carne.
La soja y la carne bovina son los pilares de la economía agrícola argentina, tanto en términos de volumen como de valor por tonelada. Sin embargo, la entrada en vigencia de la regulación de la UE está obligando a una reevaluación de las prácticas agrícolas y ganaderas en el país.
La iniciativa clave en este esfuerzo de adaptación es la “Visión Sectorial del Gran Chaco Argentino” (ViSeC), una plataforma creada en 2019 con el objetivo de reunir a todos los actores de la cadena de valor de la soja para abordar los impactos ambientales negativos, especialmente, la deforestación. A partir de 2021, ViSeC comenzó a desplegar un enfoque más exhaustivo, estableciendo un Comité Técnico liderado por la Bolsa de Comercio de Rosario. Este comité desarrolló un sistema integral de reporte, monitoreo y verificación que rastrea el flujo de la soja desde su origen en los campos argentinos hasta su destino en los puertos, incluyendo las etapas intermedias de procesamiento.
Josefina Vecino Beauge, coordinadora de soja sustentable en The Nature Conservancy -TNC- y miembro de ViSeC, nos explica: “desde diciembre de 2020 hacia atrás, se procederá a examinar la situación en relación a la actividad productiva donde se haya generado la producción de soja o la cría de ganado. Es fundamental que esta actividad se haya llevado a cabo de acuerdo con las normativas nacionales y el OTBN (Ordenamiento Territorial de Bosques Nativos). Dentro del OTBN existen tres categorías: roja, amarilla y verde. En el caso de las categorías roja y amarilla, se prohibirá por completo el cultivo de soja. Aquellos productores que hayan realizado deforestación en zonas rojas o amarillas antes de diciembre de 2020 quedarán excluidos de las exportaciones hacia la Unión Europea. No obstante, podrán dirigir sus exportaciones hacia otros países”.
Para aquellos que se encuentren en la categoría verde, la cual permite técnicamente la deforestación, será necesario presentar el permiso de cambio de uso de suelo otorgado por cada provincia. Este permiso autoriza la deforestación según un estudio de impacto ambiental específico y una superficie determinada. Solo en casos particulares estarán autorizados.
A partir de enero de 2021, cualquier productor que haya llevado a cabo actividades de cultivo, siembra o cosecha de soja y carne en una unidad productiva que haya sido deforestada, quedará excluido. En este contexto, el término “zona deforestada” se ajusta a la definición establecida por la FAO, la cual difiere de la definición en la Ley Nacional.
Es crucial establecer un rastreo de todo el proceso de producción, desde el campo hasta el puerto, manteniendo una segregación precisa en cada etapa. Esto le añade una complejidad. “Por ejemplo, al ingresar camiones de granos de soja a una planta o puerto, es necesario contar con un silo dedicado exclusivamente a la soja proveniente de áreas libres de deforestación. Esto conlleva auditorías para garantizar que no haya mezcla en ningún punto de la cadena de suministro. Esta complejidad aumenta los costos, especialmente porque podría implementarse mediante un sistema de balance de masa (volumen), dado que no existen diferencias de calidad”, admite Vecino Beauge.
A partir de diciembre de 2024, tanto la soja como la carne que se exporten a la UE deben contar con certificaciones de ViSeC que garanticen que no provienen de áreas deforestadas. Esto desencadenó una colaboración entre los sectores de producción ganadera y la industria frigorífica, que ahora deben asegurarse de que la alimentación del ganado también cumpla con los estándares de sostenibilidad. La certificación requerirá que los productores demuestren que sus operaciones están en conformidad con el Ordenamiento Territorial de Bosques Nativos (OTBN) establecido por la legislación nacional.
La implementación de estas regulaciones genera discusiones y desafíos en la cadena de producción, dado que los costos asociados con la adaptación y certificación recaerán en todos los actores, desde los productores hasta los exportadores, tanto en la industria de la carne como en la de la soja.
Recientemente, se anunció que el sector de la carne se sumará a la iniciativa, estableciendo un módulo específico en ViSeC. Aunque operará de manera independiente al módulo de soja, el enfoque en la certificación ambiental será similar.
“La certificación de ViSeC no solo es un requisito para el acceso al mercado de la UE, sino que también marca un paso hacia la sostenibilidad en la producción agroindustrial argentina. La iniciativa busca posicionar a la Argentina como un productor responsable. Aunque actualmente no existen incentivos económicos concretos, se espera que la adopción de prácticas sostenibles abra nuevas oportunidades a medida que otros mercados también adopten regulaciones similares en el futuro”, asegura Vecino Beauge y agrega:“se estima que para 2025, también se incorpore al maíz en estas regulaciones“.
Comité de finanzas sostenibles
La industria financiera argentina también está tomando medidas proactivas en esta dirección. A pesar de que aún no existen regulaciones específicas en el sector financiero, se está trabajando en la alineación con principios de finanzas sostenibles y en la sensibilización de los bancos sobre la importancia de considerar los aspectos ambientales en sus decisiones de inversión.
Según explica Josefina, la respuesta del sector financiero es muy buena, “siempre es mucho mayor la atención que te prestan cuando hay una regulación en el medio, pero en ese sentido los bancos lo fueron viendo en otros aspectos, entienden que esto es lo que viene y como son sistemas complejos, prefieren estar lo más adelantados posible porque los toma por sorpresa y se les cae parte del negocio”.
La implementación de estas regulaciones es un paso audaz hacia la sostenibilidad en la agroindustria argentina, con implicaciones que van más allá de las fronteras nacionales. A medida que la UE lidera con el ejemplo, se espera que otras regiones y países sigan su ejemplo, creando un cambio global hacia prácticas agrícolas más responsables.