Ledesma apuesta a un nuevo negocio en la fabricación de papel a partir de fibras no convencionales a nivel mundial. En una entrevista con Visión Sustentable, Marcos Uribelarrea, director de Negocios Papel en Ledesma, compartió cómo surge la idea de dar un paso más en términos de sustentabilidad, anticipándose a las tendencias del mercado.
“Estamos construyendo una nueva planta de pulpa termomoldeada, que comenzará a funcionar en 2024 en nuestro Parque Industrial. Allí comenzaremos a producir vajilla descartable a partir de la caña de azúcar, lo que representa una alternativa sustentable al plástico de un solo uso, ya que son reciclables, biodegradables y compostables”, explica Uribelarrea.
Hace 15 años, la compañía tuvo la visión de dar un paso más en términos de sustentabilidad, anticipándose a las tendencias del mercado. En aquel entonces, ocupando el cargo de gerente Comercial, Uribelarrea desafiaba las convenciones con la frase provocativa: “difícil innovar en papel con rayitas, pero hay que hacerlo”. Esta declaración resonó en el equipo, desencadenando un proceso creativo que llevó al desarrollo de productos sustentables revolucionarios.
Ledesma lanzó una serie de productos que redefinen las categorías tradicionales, demostrando que la innovación puede encontrarse incluso en el papel más cotidiano. Sin embargo, el buque insignia de esta innovación es el “Ledesma Bio”, el primer cuaderno fabricado con papel natural aprovechando la ventaja única de la caña de azúcar, con un bajo contenido de lignina, responsable del característico color marrón. Uribelarrea destaca la importancia de este proceso, explicando que la lignina extraída se convierte en una fuente de energía renovable al ser quemada, equiparable a un “carbón líquido”.
Hace aproximadamente seis años, Ledesma emprendió un viaje visionario al preguntarse sobre el futuro del plástico. Identificaron una oportunidad poco explorada en Latinoamérica, inspirada en desarrollos asiáticos: vajilla fabricada con pulpa vegetal termomoldeada. La investigación reveló un potencial mercado en crecimiento y señaló la caña de azúcar como una opción técnica superior, gracias a su comportamiento mecánico único.
En comparación con la de los árboles, la fibra de caña de azúcar es más corta, lo que resulta en una estructura más compacta y una unión más sólida. Este atributo garantiza que líquidos y salsas no traspasen la fibra, proporcionando una solución eficaz y sostenible para la vajilla desechable.
Marcos Uribelarrea compartió que, junto con su equipo, llevaron a cabo una investigación exhaustiva sobre el potencial de mercado, los hábitos de consumo en diversos países y las complejidades de los distribuidores. “A pesar de los desafíos que surgieron, como la pandemia que dificultó el envío de muestras a China, logramos estructurar un proyecto sólido que presentamos al Directorio de la compañía en 2022”, explica. Este proyecto, aprobado en su primera etapa, implicó la construcción de una planta nueva de 1500 m2.
Nuevo proceso para fabricar vajilla
La nueva instalación recibe los hilos de pulpa de la fábrica de papel, utilizando la misma pulpa que se emplea en la fabricación de cuadernos. De esta manera, la pulpa se somete a un proceso en el que se le añaden aditivos para mejorar su capacidad como barrera contra grasa y agua, garantizando la contención eficiente de líquidos y salsas durante el uso.
El proceso de producción implica máquinas con moldes macho y hembra sumergidos en una piscina de agua con pulpa. La primera etapa absorbe una capa de pulpa, y luego, en la segunda etapa, el molde macho ejerce presión. Un sacabocado elimina el exceso del producto, seguido por sopapas que apilan los productos fuera de la máquina. Finalmente, un operario se encarga de empaquetar los productos, listos para ser despachados a diversos mercados.
Con una inversión de 6 millones de dólares Uribelarrea, revela detalles sobre esta iniciativa, que va más allá de la producción de papel para adentrarse en la fabricación de vajilla sostenible.
“Esta nueva etapa de expansión no solo implica la construcción de un equipo y un edificio de última generación, sino que también incorpora una visión estratégica para satisfacer las necesidades de mercados como Argentina, Brasil y Uruguay. La primera fase se centrará en la producción de cuatro productos adaptados a las particularidades de cada región: dos bandejas de diferentes tamaños, un bowl y un vaso”, asegura Uribelarrea.
Lo destacado de esta inversión es la flexibilidad y la capacidad de expansión de la planta. Con una producción anual estimada de 50 millones de unidades, la misma instalación ya está diseñada para incorporar tres máquinas adicionales sin necesidad de realizar obras, permitiendo una escalabilidad que podría alcanzar los 100 millones de unidades anuales.
En términos de sostenibilidad postconsumo, Ledesma ofrece opciones innovadoras. Los productos de vajilla pueden ser compostados, generando compost utilizable en tan solo tres meses. Alternativamente, la vajilla puede ser reciclada para la fabricación de nuevos productos, cerrando así el ciclo de vida del producto.
Por otro lado, el proyecto también abarca la exploración de cuatro categorías específicas: productos gastronómicos, bandejas con procesos adicionales para carnes, blísteres para telefonía, perfumes o cápsulas de café, y una incursión prometedora en la producción de botellas para shampú ó jabón líquido. “Esta última categoría no entraría en nuestras opciones con estas máquinas”, aclara Marcos.
Un tema no menos importante es el cierre del producto que tiene dos opciones. La primera opción es una caja con tapa de PET reciclado, mientras que la segunda se sella con un film de bioplástico. Esta última, con su capacidad de sellado, es presentada como un diferencial práctico, especialmente para aquellos que necesitan transportar la vajilla en situaciones de movimiento constante, como el uso del transporte público.
El diseño de la planta permite la instalación de hasta seis máquinas inicialmente, con la posibilidad de expandirse a doce para atender la demanda creciente. Uribelarrea enfatiza la flexibilidad del proyecto, adaptándose a las necesidades cambiantes del mercado a medida que evoluciona.
Aunque el precio de la vajilla sustentable es aproximadamente un 35-40% más alto que el plástico de buena calidad, Uribelarrea destaca la calidad superior del producto. Se trata de un plato rígido y de alta calidad que no se dobla, ofreciendo durabilidad y buen rendimiento.
Este ambicioso proyecto, presentado en 2022 y aprobado en su primera etapa, marca un nuevo capítulo en la trayectoria de Ledesma. El edificio estará listo a fines de noviembre y el embarque de las máquinas desde China está programado para mediados de enero, con el objetivo de tener los primeros productos listos para mediados de abril.
“Es un negocio nuevo para nosotros, todo para aprender, entendemos que hay un potencial enorme por el tema del plástico y ni que hablar si pasa lo que sucede en otras partes del mundo como Francia, Chile, Perú, que la legislación está obligando a cambiar”, sintetiza Uribelarrea. De esta manera, Ledesma se posiciona como un actor clave en la transición hacia prácticas más sostenibles en la industria.