América Latina se encuentra en una posición única para convertirse en líder mundial en la producción y exportación de hidrógeno limpio, gracias a sus abundantes recursos de energías renovables, como la solar, la eólica y la hidráulica.
Un nuevo informe del Foro Económico Mundial, en colaboración con Accenture, revela que América Latina podría satisfacer entre el 25% y el 33% de la demanda mundial de hidrógeno, compitiendo con grandes potencias como Australia.
Según el informe “Acelerar la economía del hidrógeno limpio en América Latina”, los países de la región están aplicando diversas estrategias para desarrollar sus economías del hidrógeno, las cuales reflejan sus puntos fuertes y prioridades. Estos enfoques pueden desglosarse en tres líneas:
Exportadores netos: Chile y Argentina aspiran a convertirse en actores competitivos a escala mundial, centrándose en los mercados internacionales y desarrollando infraestructuras comerciales y sistemas de certificación.
Descarbonizadores locales: Brasil, Colombia y México dan prioridad al uso del hidrógeno para descarbonizar sus economías nacionales, con la exportación como objetivo a largo plazo.
Actores especializados: Panamá y Uruguay están adoptando un enfoque específico, desarrollando hidrógeno para aplicaciones concretas como el transporte marítimo o sectores industriales particulares.
Para aprovechar este potencial, la región debe superar una serie de retos en el desarrollo del sector del hidrógeno. Entre ellos figuran la actual falta de demanda, la demora en la construcción de infraestructuras y el desarrollo de una fuerza laboral cualificada.
El informe del Foro esboza seis áreas clave en las que una acción concreta podría ayudar a superar estos retos y acelerar la economía del hidrógeno en América Latina.
1: Normas y certificación
Garantizar la claridad de las normas técnicas, de seguridad y de intensidad de carbono es crucial para el desarrollo de la industria del hidrógeno en América Latina. El informe recomienda promover acuerdos regionales para estandarizar las normas en todo el continente.
2: Reducción de costos
Para que el hidrógeno limpio sea competitivo en precio con las alternativas convencionales, América Latina debe reducir los costos relacionados con la conversión, el almacenamiento y el transporte del hidrógeno. El informe sugiere reducir los gastos de inversión en energías renovables, electrolizadores y captura de carbono mediante mecanismos de apoyo específicos. Los gobiernos podrían unificar múltiples fuentes de financiación en una “ventanilla única” para facilitar el acceso.
3: Tecnología y desarrollo del talento
Centrar los esfuerzos en innovación e investigación y desarrollo (I+D) es clave para permitir la ampliación de la tecnología. El informe recomienda reorientar la inversión en I+D del petróleo y el gas al hidrógeno limpio y crear centros de investigación especializados. El desarrollo de estrategias para garantizar una fuerza laboral altamente cualificada será crucial a medida que crezca la industria.
4: Creación de demanda
Se necesitan estrategias diferentes según el enfoque de cada país. Para exportadores netos potenciales como Chile y Argentina, la prioridad es desarrollar la demanda internacional a través de la colaboración global y de acuerdos de compra a largo plazo.
Los países centrados en los mercados nacionales deben impulsar la demanda local mediante clústeres industriales e incentivos para los sectores de alto consumo energético.
5: Desarrollo de infraestructuras
Las infraestructuras dedicadas al hidrógeno son esenciales, pero las necesidades varían según el país. Los exportadores netos deben centrarse en infraestructuras de exportación como puertos y transporte marítimo. Los países que priorizan el uso doméstico necesitan infraestructuras centralizadas como los centros de hidrógeno. El informe sugiere incentivar la construcción mediante financiación y pagos por capacidad.
6: Acelerar el ritmo de desarrollo
La coordinación de los actores del ecosistema es vital para impulsar las economías de escala. Para los exportadores, esto significa automatizar la producción, proporcionar financiación innovadora y promover el intercambio internacional de conocimientos. Los países que se centran en el ámbito nacional deben orquestar a los distintos actores de la cadena de valor a través de clústeres industriales.
Para 2030, países como Argentina y Chile aspiran a tener unos costos de producción de entre 1,20 y 1,50 dólares por kilogramo, lo que podría convertirlos en los productores más rentables del mundo. El camino de América Latina para convertirse en una potencia del hidrógeno limpio está claro, pero el éxito requerirá una acción coordinada en múltiples frentes.