La inversión social privada ha tomado un rol central en la estrategia de sustentabilidad de las grandes empresas en Argentina. Más que acciones filantrópicas aisladas, hoy el 98% de las compañías que participaron del “Mapa de la Sustentabilidad 2024” buscan vincular sus iniciativas de impacto social con su core business, generando proyectos de largo plazo que potencien el desarrollo de las comunidades y refuercen sus valores corporativos.
Sin embargo, los desafíos no son menores: lograr una implementación eficaz, con participación de los grupos de interés y un impacto tangible, requiere una planificación estratégica y un diálogo constante con sus comunidades. Un ejemplo claro de la tendencia de alinear el core del negocio a la inversión social son el programa Instalaciones Solidarias de MetroGAS, donde la empresa, a través de su experiencia en distribución de gas, brinda instalaciones seguras y eficientes en instituciones de bien público, como comedores y centros comunitarios y el programa de Pan American Energy (PAE) Creciendo Juntos, que busca fortalecer las capacidades de PyMEs y emprendedores locales. A través de capacitaciones técnicas y mentorías, PAE no solo impulsa el desarrollo económico en las regiones donde opera, sino que también crea una red de proveedores más sólida, beneficiando a ambas partes.
Desafíos de Implementación: Dialogar con la Comunidad
El diálogo y la colaboración con las comunidades locales son esenciales para asegurar la eficacia de los programas de inversión social. A partir del análisis surge que más del 33% de las empresas enfrentan el reto de diseñar proyectos que realmente atiendan las necesidades locales, involucrando a las personas desde las etapas iniciales de planificación.
En este sentido, TGS y TGN también han sido pioneras en el involucramiento de sus comunidades a través de programas de responsabilidad social orientados a mejorar la infraestructura y educación local. TGS ha desarrollado iniciativas que buscan mejorar el acceso a servicios esenciales en comunidades rurales, mientras que TGN ha enfocado sus
esfuerzos en la educación técnica para jóvenes, preparando a las futuras generaciones para los desafíos del mercado laboral en áreas críticas como la energía y la infraestructura.
Voluntariado Corporativo: Movilizando el Capital Humano
El voluntariado corporativo es una de las herramientas más efectivas para movilizar el capital humano de una empresa en favor de la comunidad. YPF Luz implementa su programa de Voluntariado a partir de la participación de sus colaboradores en iniciativas relacionadas con el acceso a energía en comunidades rurales. Mediante talleres educativos y proyectos comunitarios buescan mejorar la calidad de vida en zonas con infraestructura energética limitada, alineando sus acciones con la misión de la compañía.
De manera similar, el programa Clubes de Pie de BBVA fomenta la participación de empleados en actividades de voluntariado, ayudando a mejorar las condiciones de clubes deportivos en zonas vulnerables. Este enfoque permite a las empresas ir más allá de la simple donación de recursos, creando un vínculo directo entre sus colaboradores y los beneficiarios de los proyectos.
Medición de Impacto y Transparencia: Clave para la Sostenibilidad
Una de las mayores tendencias actuales es la medición de impacto y la transparencia en la comunicación de resultados. Según un estudio reciente, el 83% de las empresas en Argentina realiza revisiones periódicas para corroborar que sus prácticas de negocios estén alineadas con la política de integridad de la compañía. Por otro lado, el 100% de las empresas cuentan con algún tipo de herramienta de medición que permiten evaluar el impacto de sus iniciativas sociales a largo plazo, y ajustarlas cuando sea necesario. Este enfoque basado en datos y resultados no solo asegura la sostenibilidad de los proyectos, sino que también permite a las empresas comunicar de manera más efectiva sus logros y desafíos ante sus grupos de interés.
El voluntariado corporativo, la medición del impacto y el diálogo continuo son componentes
críticos para enfrentar los desafíos que presenta la implementación de programas de inversión social. Las empresas que logren abordar estas áreas con éxito estarán mejor posicionadas para crear valor compartido tanto para sus negocios como para las comunidades donde operan.
El desafío que queda de cara al futuro será mantener estos programas adaptables y alineados con las necesidades cambiantes de las comunidades, y a las realidades de cada zona del país, asegurando que los proyectos no solo respondan a problemas inmediatos, sino que también contribuyan al desarrollo de largo plazo.
Nuevos desafíos a la hora de Reportar
El reporte de sustentabilidad es una herramienta esencial para que las empresas comuniquen su desempeño ambiental, social y de gobernanza a los diferentes grupos de interés. Este proceso no se trata solo de documentar logros, sino también de establecer objetivos y medir el progreso hacia la sostenibilidad. Así lo entiende el 79.5%, -el 38% cuenta con verificación externa y el 36% está auditado– de las compañías encuestadas.
Asimismo, para el 59% la adopción de criterios ASG (ambientales, sociales y de gobernanza) ha provocado ha provocado cambios significativos en la forma en que la empresa elabora su reporte de sustentabilidad, tanto en términos de estructura como de contenido.
Uno de los principales impactos de la adopción de estos criterios ha sido el fortalecimiento
de la gestión de riesgos. Al identificar riesgos ASG clave, las empresas pueden anticipar y mitigar posibles impactos negativos en su negocio, desde el punto de vista financiero, legal y reputacional. Además, las métricas ASG han permitido una evaluación más precisa y detallada del desempeño, lo que facilita la identificación de oportunidades, como la innovación en productos sostenibles y la mejora de la eficiencia operativa.
Otro cambio significativo ha sido la mejora de la transparencia y la rendición de cuentas.
Las empresas ahora no solo informan sobre sus resultados financieros, sino que también
proporcionan datos detallados sobre su impacto ambiental y social, integrando la sostenibilidad de manera más visible en su narrativa corporativa. La adopción de los criterios ASG ha generado reportes más estructurados y comparables, lo que ha facilitado la comunicación con los inversores y demás partes interesadas.
Algunas organizaciones han señalado que el análisis de materialidad ha sido crucial para priorizar temas relevantes en sus reportes, enfocándose en los temas más críticos para el negocio y sus partes interesadas. Este enfoque ha llevado a una mayor participación de las partes interesadas, fortaleciendo las relaciones con estos grupos y mejorando el diálogo sobre sostenibilidad.
Finalmente, varias empresas, como Andreani, Telecom, Banco Galicia, BBVA Argentina, entre otras, han incorporado el reporte integrado, que consolida tanto la información financiera como no financiera en un único documento, uniendo los informes de sostenibilidad con los financieros bajo marcos de referencia como el del Consejo Internacional de Reporte Integrado (IIRC). Esta integración ha permitido a las empresas presentar una visión más completa de su impacto y desempeño.
En resumen, la adopción de los estándares ASG no solo ha transformado la forma de reporte, sino que también ha impulsado mejoras en la gestión estratégica de la sostenibilidad,
permitiendo una mayor alineación con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y una mayor claridad en la medición y comunicación de los avances hacia una economía sostenible.