El Kick Off 2025 organizado por el Consejo Empresario Argentino para el Desarrollo Sostenible (CEADS) dejó en claro que el sector privado debe asumir un rol clave en la defensa y consolidación de las agendas de sostenibilidad en un contexto global marcado por la incertidumbre, la polarización y el debilitamiento de los marcos multilaterales.
En su discurso de apertura, Sebastián Bigorito, Director Ejecutivo de CEADS, delineó los principales desafíos que enfrentan las empresas y la necesidad de un liderazgo consciente para preservar el desarrollo sostenible.
Bigorito destacó que la sostenibilidad ha prosperado en tiempos de estabilidad, pero el escenario actual es muy distinto. La fragmentación global y el debilitamiento del sistema multilateral, sumados a una polarización política y social sin precedentes, han puesto en jaque los avances logrados en las últimas décadas. En 2024, con el 60% de la población mundial atravesando procesos electorales con cambios de color político, las antinomias se han profundizado. En este contexto, la sostenibilidad enfrenta cuestionamientos y críticas más agudas.
Los detractores de la sostenibilidad y las falencias del ecosistema

Lejos de responsabilizar exclusivamente al contexto global, Bigorito hizo una autocrítica sobre los errores internos del ecosistema de la sostenibilidad que han debilitado su credibilidad. Señaló el rol de ciertas ONG que, al promover litigios contra proyectos de inversión clave, contribuyeron a instalar una falsa dicotomía entre crecimiento y cuidado ambiental. Asimismo, criticó regulaciones ambientales sin valor real para el ambiente ni la sociedad, la proliferación de “kioscos” institucionales que han generado trabas económicas y procedimientos burocráticos poco eficientes, como los permisos ambientales que llegan fuera de tiempo o con exigencias poco realistas.
Los medios también fueron parte de la discusión. Bigorito se refirió a la “asambleización” de algunos medios especializados, donde todo se equipara sin una distinción basada en evidencia científica. Además, destacó el sesgo ideológico en ciertas regulaciones y proyectos de ley que refuerzan la dicotomía entre desarrollo y sostenibilidad en lugar de integrarlos.
El greenwashing y la distorsión de la agenda ESG
Bigorito no dejó de lado las críticas al sector empresarial, señalando que muchas compañías han incurrido en prácticas de greenwashing, pinkwashing y otras estrategias comunicacionales engañosas que han debilitado la confianza en la sostenibilidad corporativa. “Se ha teatralizado la sostenibilidad con un festival de sellos, autodeclaraciones, certificaciones milagrosas y soluciones mágicas aptas para todo presupuesto”, advirtió. Además, cuestionó el uso indiscriminado de la agenda ESG, forzando que todas las acciones sociales o ambientales de una empresa encajen en estos criterios, incluso cuando no tienen una base científica o estratégica real.
También hizo referencia al tardío enamoramiento por los mercados de carbono y emisiones, señalando que mientras en la era del Protocolo de Kioto el tema era prácticamente ignorado, con la llegada del Acuerdo de París surgió una fiebre por estos mecanismos, que en muchos casos se tradujo en créditos de carbono sin sustento sólido.
El sector privado como garante del desarrollo sostenible
Ante este panorama, el sector empresarial enfrenta el desafío de recuperar el liderazgo y blindar la agenda de sostenibilidad contra la frivolización o la sofisticación innecesaria. Bigorito llamó a “custodiar con uñas y dientes” el desarrollo sostenible, rechazando enfoques simplistas y evitando los errores del pasado.
“El desarrollo no es sostenible con algo más, es sostenible en sí mismo. No puede existir crecimiento sin sustentabilidad”, afirmó Bigorito, instando a un enfoque pragmático y orientado a resultados concretos. Según su visión, el empresariado argentino tiene una enorme oportunidad de retomar la iniciativa y liderar con responsabilidad.
Con más de dos décadas de trabajo en la agenda de sostenibilidad, CEADS reafirma su compromiso de acompañar a las empresas en este desafío, promoviendo estrategias empresariales que equilibren el crecimiento económico con el respeto ambiental y social. En un mundo volátil, incierto, complejo y ambiguo, el rol del sector privado es ineludible: ser protagonistas activos de un desarrollo que sea realmente sostenible y duradero.