Representantes de la ONU, el Gobierno Nacional, el sector privados y las universidades dialogaron sobre los pilares para el crecimiento sostenible en el país durante el evento “Argentina Summit” organizado por la revista TheEconomist en Buenos Aires.
Por Germán Padinger
¿Cuáles son las bases para generar un desarrollo sostenible e inclusivo en la Argentina? ¿Cómo podemos escapar de la llamada trampa del ingreso medio? ¿Qué desafíos se presentan para poder concretarlo?
Estas son algunas de las preguntas abordadas en el panel “Promoviendo el crecimiento inclusivo”, desarrollado en el marco del encuentro Argentina Summit que concluyó el jueves pasado en Buenos Aires y al que asistió Visión Sustentable.
Para intentar responderlas, la directora de la oficina Buenos Aires del centro de información de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Tamar Hahn; el director del Banco Nación, Jorge Lawson; Mariano Bosch, CEO de la empresa agroindustrial Adecoagro; y Melina Furman, profesora de la Universidad de San Andrés, debatieron sobre los pilares de lo que lo que se entiende por sustentabilidad, repasaron experiencias argentinas y destacaron los desafíos inminentes.
“Desarrollo sostenible es cómo combinar un desarrollo económico con un desarrollo social y cuidando el medio ambiente”, sintetizó Hahn, ante una primera pregunta del moderador Michael Reid, editor para América Latina y España de la revista británica TheEconomist, también organizadora del evento. “Es una armonía entre esos tres factores que necesita existir para que el desarrollo pueda seguir dándose”, agregó.
Hahn recordó que la globalización tuvo cambios positivos que ayudaron a una gran cantidad de personas a finalmente salir de la pobreza. Pero también muchos quedaron atrás y durante el proceso no se prestó atención al medio ambiente. En consecuencia, “un montón de personas no se ven identificadas con sus sistemas políticos, se sienten abandonadas por sus líderes y frustradas”, señaló Hahn.
Los 17 objetivos para el Desarrollo Sostenible presentados por la ONU y adoptados por los líderes mundiales en 2015 son también una especie de guía a seguir surgida de este problema. Van desde el hambre cero hasta la paz, pasando por el consumo responsable, entre otros puntos, y constan de metas a alcanzarse en 15 años.
“Lo que Argentina está haciendo, al igual que en otros lugares del mundo, es tomar esta agenda que es muy general y muy amplia y volcar los 17 objetivos en la realidad argentina”, indicó la directora.
De esta manera, Hahn destacó la labor que se lleva a cabo desde el Consejo Nacional de Coordinación de Políticas Sociales del Gobierno, pero recordó la importancia de involucrar al sector privado. “La idea es que las empresas miren esas metas y las adopten como propias y después reporten si realmente están haciendo una contribución”, expresó.
Por su parte Jorge Lawson, director del Banco Nación, pidió en cambio avanzar en mecanismos concretos para avanzar en el desarrollo sostenible.“Tenemos que empezar a entender, que no sean sólo palabras la inclusión, la sustentabilidad, porque es muy lindo declararlas, pero lo que hay que hacer es buscar los mecanismos para que sea posible, y eso es lo que hoy nosotros hemos decidido hacer”, explicó, refiriéndose luego al programa de préstamos hipotecarios encarado por el Gobierno del Presidente Mauricio Macri.
Para Lawson, la única forma de combatir la pobreza es creando trabajo. “Y las fuentes de trabajo no se crean solamente porque la economía crece, porque se invierte en un país derramando”, enfatizó.
“Las fuentes de trabajo no se crean solamente porque la economía crece, porque se invierte en un país derramando.” –Jorge Lawson, director del Banco Nación de la República Argentina-
“No es suficiente que un proyecto sea ambientalmente espectacular y socialmente maravilloso. Sino no genera retorno para los accionistas tampoco sirve, porque a la larga desaparece.”-, Mariano Bosch, CEO y fundador de Bosch-
“Para este mundo que queremos que sea inclusivo y con crecimiento, va a haber que estar listo para hacer cosas que implican creatividad y trabajo en equipo, pensamientos profundos.” – Melina Furman, Universidad de San Andrés-
Tecnología y recursos naturales, el modelo latinoamericano
Adecoagro es una empresa agroindustrial argentina que tuvo un enorme crecimiento apostando a la tecnología en un sector tan tradicional como el campo. Fue fundada en 2002, pronto se extendió a Uruguay y Brasil y en 2011 llegó a cotizar en la bolsa de Nueva York. El año pasado lograron instalar un biodigestor para la generación de energía eléctrica a través de estiércol de las vacas en el sur de la provincia de Santa fe.
“Cuando creamos la empresa siempre estábamos visualizando ese potencial productivo que tiene Argentina y América Latina, que es aprovechar las condiciones naturales que se tienen”, explicó su CEO y fundador, Mariano Bosch. “Pensando en eficientizar las condiciones naturales que tienen las diferentes regiones, nuestra oportunidad era desarrollar sistemas sustentables”, agregó.
El proceso de industrializar el sector agrario y avanzar en tecnologías puede verse como una posible salida a la llamada trampa del ingreso medio. Esta teoría económica sostiene que los países en desarrollo y basados en un modelo exportador llegan a un determinado nivel de ingreso per cápita y luego se estancan, ya que los salarios, su herramienta para competir, comienzan a subir.
Se vuelven entonces incapaces de competir con países con industrias desarrolladas. En América Latina y algunos sectores de Asia han estado en esta trampa desde hace décadas.
Bosch enumeró también tres bases para definir un desarrollo sostenible, en sintonía con las expresadas por Hahn y de acuerdo a la experiencia de Adecoagro.
En primer lugar, la actividad debe ser ambientalmente sustentable. “Trabajamos con los recursos naturales, el suelo, el clima, si desaparecen con ellos se va la empresa. Es la primera prioridad”, explicó. Además, consideró que debe ser socialmente sustentable, dándole a las personas la educación y las capacitaciones para poder utilizar las nuevas tecnologías y trabajar en equipo en proyectos que muchas veces significan un gran movimiento de personas.
El fundador de Adecoagro recordó las operaciones montadas por la empresa en Matto Grosso, el Sur de Brasil, que significaron una inversión de U$ 1.000 millones y el establecimiento de 5.000 trabajadores que “llegaron al medio de la nada”. Sin embargo, reconoció que,“no es suficiente que un proyecto sea ambientalmente espectacular y socialmente maravilloso. Sino no genera retorno para los accionistas tampoco sirve, porque a la larga desaparece”.
Educación, siempre educación
Sobre el final del panel la profesora e investigadora de la Universidad de San Andrés, Melina Furman, hizo hincapié en la dimensión educativa, “uno de los grandes desafíos y urgencias que tenemos hoy en Argentina”.
Furman recordó la difícil situación de la educación en el país, donde los alumnos ya no sufren de dificultad al acceso pero si de permanencia y graduación (sólo el 50% termina el colegio secundario). Al respecto la especialista destacó la necesidad de enseñarles a los estudiantes el “oficio de alumno”.
Otro de los grandes desafíos que se tienen por delante, según Furman, es cómo se los preparar a los chicos para los trabajos que comienzan a existir y demandan otras capacidades. “Tanto en las escuelas de sectores populares como en las privilegiadas lo que los chicos están aprendiendo es conocimiento frágil, no están aprendiendo a pensar”, explicó y ejemplificó: “El 80% del tiempo los chicos lo pasan haciendo tareas de baja demanda cognitiva: copiando los textos del pizarrón, respondiendo cuestionarios cuya respuesta está en el texto”.
La repetición de estas tareas de poco disfrute y conexión con el saber, a través de las cuales apenas “aprenden a aprender para otros”, tiene consecuencias en la clase de ciudadanos que forman. “Para este mundo que queremos que sea inclusivo y con crecimiento, va a haber que estar listo para hacer cosas que implican creatividad y trabajo en equipo, pensamientos profundos”, concluyó.