Entre los objetivos de sustentabilidad de la empresa, se destaca la certificación Bonsucro para su ingenio azucarero, la inclusión laboral de personas con discapacidad y las relaciones con las comunidades locales.
El Reporte de Sustentabilidad 2017 informa los avances logrados en los temas prioritarios para el grupo, incluso se implementan los nuevos Estándares de Global Reporting Initiative junto a una nueva relación con los criterios del Pacto Global de las Naciones Unidas y los Objetivos de Desarrollo Sostenible (SDG por sus siglas en inglés).
Durante el evento que organizó Arcor en el microcentro porteño se presentaron cuatro temáticas de suma importancia para la compañía: estrategia de abastecimiento sustentable, cuidado del ambiente, comunidad y derechos humanos, y vida activa y alimentación sustentable.
El Grupo Arcor pretende liderar la región en sustentabilidad, eso quedó claro en el documento que presentaron, ya que informan 820 iniciativas en 13 planes operativos de sustentabilidad y más de 3.000 colaboradores alcanzados por objetivos de sustentabilidad. Su Estrategia 2020 busca incrementar el valor corporativo a través de la gestión y gobierno sustentable de los negocios por medio de tres pilares de acción: identidad sustentable, continuidad operacional y crecimiento de la demanda.
“Estamos planteando esta estrategia con el desafío de una gestión sustentable, que permite contribuir al valor de la compañía en todos los procesos de la cadena de valor. De esa manera vamos a reforzar lo que somos en nuestra esencia”, dijo el gerente corporativo de sustentabilidad de Arcor, Claudio Giomi, durante la presentación de la 13º publicación. Además, agregó que “este reporte se envía a la sede central del Global Compact de la ONU como reporte de avance para ver si estamos cumpliendo con los SDGs”.
La principal novedad de este período es que el ingenio azucarero, La Providencia, alcanzó la certificación del estándar Bonsucro, una plataforma global sin fines de lucro enfocada en la reducción de los impactos ambientales y sociales de la producción de caña de azúcar. La elaboración de este insumo forma parte de los agronegocios de Arcor, y la certificación Bonsucro que obtuvieron el año pasado fue muy importante porque son el primer ingenio argentino que lo obtiene.
“En 2017 se hizo la primera producción de azúcar orgánica y la idea es replicar esta experiencia en 2018 y duplicar el volumen. ‘Hacer orgánico’ implica cambios y adaptaciones desde la parte agrícola hasta la parte de ingenio y la certificación asegura que no se usan productos químicos para la elaboración de un alimento”, dijo a Visión Sustentable Barbara Bradford, gerente de sustentabilidad de Arcor, durante la presentación.
Por ahora el producto se exporta a Estados Unidos con la certificación USDA Organic, que asegura que desde el campo hasta los procesos, la elaboración está limpia de químicos. “Eventualmente, nuestro interés es crecer en orgánico en la región, pero necesitamos una respuesta a nivel del mercado. Similarmente, hace ya varios años, las naranjas que usamos en nuestras mermeladas son de una producción orgánica que tenemos en Tucumán y funciona muy bien a nivel local”, continuó Bradford.
Con 47 plantas industriales en Latinoamérica, 21.000 empleados y más de 3,100 millones de dólares en ventas, la empresa tiene un amplio desafío de sustentabilidad en la región. Y de eso se están ocupando, con más de 100 iniciativas en agronegocios y otras 100 en packaging, buscan mejorar las condiciones de trabajo, equidad de género e inclusión laboral de personas con discapacidad.
Con el objetivo de fomentar el respeto y protección de los derechos humanos, Arcor implementó un programa de Compras Inclusivas Responsables (CIR), para impulsar la inclusión económica y social en la cadena de abastecimiento de la compañía de proveedores que tienen menos oportunidades de acceder al mercado.
“La empresa tiene la responsabilidad de generar los lazos directos con la comunidad, para eso contamos con comités locales de relación con las comunidades y varios programas que incorporan emprendimientos locales. Tenemos proyectos que van desde la compra de miel a apicultores pequeños hasta la compra de indumentaria a una asociación civil compuesta por 60 mujeres de bajos recursos pero con corazón emprendedor”, dijo Mónica Camisasso, gerente de relaciones con la comunidad. Esto significa que el 100% de la indumentaria que usan los empleados de Arcor, o sea unas 25.000 prendas por año por un monto total de compra de 12 millones de pesos, es fabricada por una cooperativa de mujeres, que según los expertos de la empresa están a un nivel competitivo muy alto, por eso los eligen.
Los programas de CIR, como las compras inclusivas locales, los negocios inclusivos corporativos y el desarrollo de proveedores, siguen el mismo proceso que debe realizar cualquier otro proveedor de la compañía. “Generamos un proceso de desarrollo a los proveedores a través de financiamiento y crédito para que puedan ser competitivos, estos son procesos que pueden tardar hasta tres años en concretarse”, agregó Camisasso.
También trabajan temas de inclusión de personas con discapacidad para generar diversidad en toda la cadena de valores. “Tomamos a 272 personas con discapacidad en Argentina, Chile y Brasil, todas independientes socialmente, sin tutela y autónomos para administrar sus salarios. Hay personas con discapacidad auditiva y visual que cuentan con sistemas que los ayudan a realizar las tareas, como pantallas más grandes que los ayudan a ver mejor”, dijo Belén Vallone, gerente corporativo de planeamiento y recursos humanos. También cuentan con un proceso de sensibilización interna y análisis de accesibilidad de los puestos de trabajo. En Brasil hace años que exigen que las empresas incorporen a personas discapacitadas por un cupo que es ley, sin embargo en nuestro país eso aún no existe.
Asimismo, el Grupo Arcor busca mejorar las prácticas de conservación ambiental, por eso el 43% del combustible que usan proviene de fuentes renovables. Todos los hornos consumen gas natural, y están trabajando con distintas alternativas de generación de energía libre de carbono, como la eólica, solar y biomasa. La clave para ellos es la energía eléctrica sin el uso de combustibles fósiles, algo que están logrando, ya que sólo lo usan entre un 5 y 7 %.