Gerdau, una de las principales proveedoras de aceros largos, inauguró en la localidad de Casilda (Santa Fe), una nueva residencia universitaria en la que viven 18 chicos y chicas de distintos lugares del país en situación de vulnerabilidad, mientras cursan sus estudios en la facultad de Ciencias Veterinarias de la Universidad Nacional de Rosario.
Esto sucede en el marco de la 2da. edición del concurso “Pensando en Acero”, en el que la compañía logró plasmar su propósito: empoderar personas que construyan el futuro basados en los pilares de educación, vivienda y reciclaje. “Cuando ideamos el concurso, soñábamos con estudiantes que desarrollaran un modelo de construcción no tradicional. Nuestra primera vinculación fue con estudiantes de ingeniería civil para provocarlos a que ellos encontraran soluciones de vivienda pensadas en el acero como su material principal y que permitiera una construcción modular, innovadora y sustentable”, explica Guillermo Maglieri, director ejecutivo de Gerdau para Argentina y Uruguay.
Con 121 años de historia y presente en nueve países, Gerdau es la mayor empresa brasileña productora de acero y tiene en la chatarra una importante materia prima: el 73% del acero que produce se hace a partir de este material. Anualmente, 11 millones de toneladas de chatarra son transformadas en diferentes productos de acero.
Construcción modular sustentable
En marzo de 2020, pocos días antes de que se declare la cuarentena obligatoria, quedó inaugurada la residencia universitaria para 20 estudiantes como resultado de la primera edición del concurso que se realizó en la Provincia de Santiago del Estero.
Para que el programa tuviera más impacto y llegada, la compañía unió fuerzas con la Asociación de Estudiantes de Ingeniería Civil(Aneic) y con Fundación Sí, que buscaba construir otra residencia en la provincia, en un terreno propio. Finalmente, Gerdau decidió aumentar el presupuesto y donarles un terreno para la nueva construcción. “Así se redondeaba la idea de hacer un modelo de vivienda hecho por estudiantes para otros estudiantes, alineado a nuestros pilares: educación, vivienda y reciclaje, que es lo que da vida a nuestros productos”, especifica Maglieri.
Al no contar con mano de obra especializada en Santiago del Estero, la estructura modular se construyó en la ciudad de Rosario y la montó una empresa de la provincia de Córdoba. “Esto demuestra la importancia de la modularidad y la industrialización que te permite tener a la distancia un control de calidad, de precisión en la obra y de tiempos de ejecución que no se tienen en una obra tradicional”, destaca.
“Desde que abrimos la primera casa en Santiago del Estero, en 2013, este proyecto es sinónimo de inclusión y una apuesta real a la educación. Hoy tenemos más de 600 jóvenes viviendo en las Residencias de todo el país y casi 200 más a los que les brindamos apoyo externo, aunque no vivan en las casas. Queremos agradecer mucho a Gerdau por su apoyo, esta residencia en Casilda es la número 21 que Fundación Sí tiene en el país y la primera formada íntegramente con estudiantes de la misma carrera: Veterinaria. Nos emociona poder brindar a chicos y chicas de 10 provincias diferentes la posibilidad de estudiar lo que soñaban, y acompañarse mutuamente en este camino.” Manuel Lozano, presidente de la Fundación Sí.
Si bien el proyecto es realizado por estudiantes, Gerdau se encarga de supervisarlo, y la ONG Ingeniería sin Fronteras colabora con el seguimiento de obra. “Con la experiencia adquirida, ya podemos realizar un modelo de vivienda modular en menos de 3 meses”, cuenta orgulloso su director.
Para la segunda edición, como en la ciudad de Casilda había déficit de vivienda para estudiantes de la carrera de veterinaria, se eligió esa localidad para construir la nueva residencia. De diferentes localidades, la mayoría alejadas de los centros urbanos, hoy 18 chicas y chicos viven en la Residencia Universitaria de Casilda y cursan en la facultad que depende de la Universidad Nacional de Rosario.
“Desde el día en que recibí la noticia de que iba a habitar la residencia universitaria, mi vida cambió para siempre. Iba a dejar de trabajar en la agricultura para lograr mi verdadero sueño de estudiar lo que siempre desee, ser veterinario”, cuenta Ubaldo Hammerich, uno de los chicos que ahora vive en la residencia de Casilda. El día que le dieron la noticia de que había sido seleccionado para habitarla, subió al cerro para poder conectarse a internet y abrir el mensaje. “Fue algo muy gratificante para mí, me cambió la vida. Iba a empezar a estudiar lo que realmente me gustaba”, agrega agradecido a Gerdau y Fundación Sí.
También para Emanuel de Tres Isletas (Chaco) fue un gran cambio llegar a la residencia tanto para él como para su familia. “Sé que me sirve mucho y puedo estudiar sin causarle gastos a mis padres, que para mí es muy importante”, remarca.
Nuevos desafíos y el efecto de contagiar
Para la próxima edición, que se realiza junto a la Universidad Nacional de Rosario, se construirá una nueva residencia dentro del predio que posee la facultad de Agronomía. Por otro lado, como una edición especial junto a la Universidad Nacional de Córdoba, en octubre se inaugura un aula abierta propuesta por sus estudiantes.
Durante toda la entrevista, Maglieri no oculta el entusiasmo y la pasión con que lleva adelante su trabajo. “Para nosotros empoderar personas que construyen el futuro es empoderar a los estudiantes que pensaron la residencia y a los que hoy están viviendo allí. Uno pone un granito de arena, tal vez a largo plazo, pero estos chicos se van a recibir y van a venir otros, y así sucesivamente”, sintetiza, con ganas de seguir haciendo, evolucionar y trascender.