La sustentabilidad en el sector vitivinícola argentino: innovación, negocios y desafíos

Por Rodolfo Rey Blanco

El sector vitivinícola argentino, conocido mundialmente por la calidad de sus vinos, enfrentó en las últimas décadas un desafío crucial: integrar la sustentabilidad a todas sus operaciones. Este esfuerzo no solo busca preservar el ambiente y responder a las exigencias de los mercados internacionales, sino también garantizar la viabilidad económica a largo plazo. La sustentabilidad atraviesa cada aspecto del negocio vitivinícola, desde la producción hasta la logística, lo cual impulsa la innovación y mejora los procesos.

Mercedes Alvarez – Trivento.

“Este paradigama nos prepara para estar a la altura de nuestros consumidores que, se espera, valoren tanto la calidad del vino como la forma en la que se produce”, afirma Mercedes Álvarez, subgerente de Sustentabilidad de Bodega Trivento. En este sentido, la experta destaca que la sustentabilidad impulsa la eficiencia y la responsabilidad ambiental y social en el sector mediante la adopción de tecnologías más eficientes, energías renovables y métodos de cultivo que preservan el suelo y reducen el uso de agroquímicos.

Luis Peña, gerente de Calidad y Sustentabilidad de Bodega Domaine Bousquet, coincide con su colega: “El sector produce un bien culturalmente valioso y complejo y, por eso, fue un precursor histórico en la innovación y el impulso de movimientos debido a la exigencia de sus clientes. En las empresas, esto se traduce en la adopción de prácticas sustentables más holísticas, considerando cada proceso y el impacto de sus actividades. Desde la perspectiva de la innovación, se busca la reducción de químicos, energías renovables, packaging ecológico, maquinaria y sistemas de riego más eficientes”, enfatiza.

Pero, además, la industria busca integrar a todos los actores de su cadena de valor mediante la generación de relaciones a largo plazo con proveedores y el desarrollo de la comunidad local. Estas prácticas no solo mejoran la imagen y la competitividad del negocio, sino que son el incentivo para lograr eficiencia y contribuir a la mitigación del cambio climático.

Rocio Pareja Poquet – Luigi Bosca.

De acuerdo a Rocío Pareja Poquet, líder de Sustentabilidad en Bodega Luigi Bosca, la integración de la sustentabilidad en la estrategia del negocio es fundamental para el futuro de la industria vitivinícola global. “Permite que las organizaciones sean más resilientes ante los fenómenos climáticos extremos, más eficientes en el uso de los recursos y más competitivas en un mercado que valora cada vez más las prácticas responsables”, explica. Además, sostiene, las certificaciones y programas de sostenibilidad ayudan a diferenciar los productos en el mercado, atraen a más consumidores y mejoran la reputación de las marcas.
Estándares internacionales En este contexto, las regulaciones internacionales jugaron un papel crucial en la optimización de procesos y productos del sector. “Fueron catalizadores para la mejora, que empezó con calidad, uno de los primeros requisitos que se pidieron”, comenta Álvarez.

Es decir que llevaron a un refinamiento en los procesos, inversiones en tecnologías más limpias y eficientes, una mayor transparencia y mayor responsabilidad en la producción.
“Estas normativas obligan al sector a cumplir con estándares más estrictos de calidad y sostenibilidad –reflexiona Peña-. Esto, naturalmente, lleva a inversiones en tecnología y capacitación, así como a la adopción de prácticas más ecológicas y eficientes que son el input del proceso natural de mejora continua”.

Y, aunque el proceso de certificación de una norma internacional es complejo, las ventajas competitivas que ofrece incentiva a las bodegas a mejorar en forma continua sus sistemas de Gestión, ya que les permite adoptar modelos de producción más eficientes, mejorar la gestión de la documentación, garantizar la transparencia y trazabilidad de sus operaciones, minimizar su impacto ambiental y acceder a nuevos mercados.“Sin embargo, uno de los retos más comunes suele ser el costo financiero que trae aparejado la implementación de nuevas prácticas y tecnologías para cumplir con los estándares requeridos, seguido por el cambio cultural que deben realizar todos los colaboradores que forman parte de la organización para adoptar la nueva modalidad de trabajo”, destaca Pareja Poquet.

Impacto ambiental

Julio Peña – Domaine Bousquet

Además de las implicancias que suponen las diferentes certificaciones internacionales para la industria, otro de sus principales retos en materia ambiental es la reducción de la huella de carbono. “Tiene que ver con la reducción de emisiones a lo largo de toda la cadena de suministro. Esto implica mejorar la eficiencia energética y las prácticas agrícolas que ayuden a secuestrar carbono, el uso de energías renovables, la utilización de insumos que incorporen material reciclado y que sean reciclables y la logística de llegada de insumos y salida de producto”, detalla Peña.

Según indica, Domaine Bousquet tiene un fuerte compromiso con la reducción de peso de botellas, que son parte del 18% de sus emisiones y que, en la industria en general, llegan a representar hasta al 30% de las emisiones de carbono. “En muchos mercados todavía se asocia la calidad del vino con el peso de la botella sin contemplar el impacto ambiental de la misma”, remarca Álvarez.

Pero además del tema logístico, Pareja Poquet también menciona la fase agrícola, cuyo gran desafío es la transición hacia modelos productivos más sostenibles. “Esto implica implementar prácticas de agricultura de precisión para optimizar el uso de recursos, reducir el uso de fitosanitarios y reemplazarlos por productos de origen orgánico, optar por el manejo integrado de plagas y utilizar sistemas de riego más eficientes”, reflexiona.

De acuerdo a la líder de Sustentabilidad, si se tiene en cuenta la fase productiva hay que
pensar en la implementación de modelos de gestión energética que permitan un uso cada vez más eficiente de la energía, incorporar fuentes de energía renovables, adoptar
prácticas de conservación del agua, utilizar botellas de vidrio cada vez más livianas y trabajar en forma conjunta con los proveedores de insumos secos para reducir el embalaje de
los productos y optar por utilizar materiales que luego puedan ser reciclados, reutilizados y/o
biodegradados.

La gestión del agua es otro de estos desafíos. “La disponibilidad de agua es uno de los principales problemas: Mendoza es un desierto y necesitamos regar para el desarrollo de la vid”, subraya Álvarez. En respuesta a esta realidad, Trivento implementó riego por goteo y trabaja con riego de precisión para ser más eficiente en su uso.

Perspectivas de Futuro

La adopción de prácticas agrícolas sostenibles y la incorporación de tecnologías innovadoras son fundamentales para el futuro del sector. En este sentido, Álvarez destaca la importancia de la tecnificación del riego y el uso de energías renovables. “En Trivento, tenemos un parque fotovoltaico que genera 450 MWh/año y compramos IRECs para compensar el resto de las emisiones provenientes de energía eléctrica”, menciona.

Para la bodega, la gestión de residuos es otro aspecto clave. En Trivento, por ejemplo, se composta el 100% de los residuos de la elaboración y se utiliza el compost para mejorar los suelos de sus viñedos. “Tenemos como objetivo cero residuos a vertedero para 2030; hoy estamos enviando solo el 3%, el resto se recicla, composta o reutiliza”, sentencia. Para que todo esto ocurra, el desarrollo de la comunidad local es esencial para una vitivinicultura sostenible. Para Peña es fundamental trabajar en los aspectos sociales, como la interacción con el ámbito educativo y el apoyo a centros de asociación de trabajadores. “Es importante entender que todos los temas materiales están interrelacionados”, afirma.

La sustentabilidad en el sector vitivinícola argentino es un proceso en constante evolución que implica desafíos significativos pero también oportunidades para innovar y mejorar. Las
normativas internacionales fueron tanto un catalizador como un reto, impulsando a las
bodegas a adoptar prácticas más responsables y sostenibles. Los desafíos ambientales
y logísticos son considerables, pero las bodegas están implementando estrategias innovadoras para superarlos. En última instancia, la integración de la sustentabilidad a todas las operaciones del negocio es esencial para asegurar su viabilidad a largo plazo y responder a las crecientes expectativas de los consumidores globales.

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